jueves, diciembre 23

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miércoles, diciembre 22

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viernes, diciembre 17

ANTI MOSQUITOS NATURAL y BARATO Y además perfuma!!Clavos de ... on Twitpic

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jueves, diciembre 16

Mas alla de la luz 5 de 6



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Mas alla de la luz 4 de 6



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Mas alla de la luz 3 de 6



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Mas alla de la luz 1 de 6



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miércoles, diciembre 8

El Butsudan en nuestras vidas diarias

El Butsudan en nuestras vidas diarias
Por el Rev. Chishin Hirai
lgunos de ustedes se estarán preguntando qué es un Butsudan. Un
Butsudan es el altar familiar, así como la mayoría de los cristianos tienen
un crucifijo o un icono en casa, el Butsudan es a una casa budista lo que el
crucifijo es a una casa cristiana.
El Butsudan es como la casa del Buda y el altar dedicado al Dai-Mandala (el
Objeto de Culto), al Buda, a Nichiren Shônin y a nuestros antepasados. El
Butsudan también nos muestra el mundo del Buda.
Suele tener forma de caja, aunque hay muchas clases de Butsudan., pero lo
realmente importante no es la forma, tamaño o color que tenga, sino
dedicarlo a los Budas y demás.
En ocasiones vemos una imagen del Buda sola en una estantería. Eso no
está bien porque para los budistas, la imagen del Buda no es una mera obra
de arte sino el objeto de culto. A veces colocamos una bella muñeca en una
bonita urna de cristal. ¿Cómo no íbamos a cuidar mucho mejor al Buda y los
suyos que a una simple muñeca?
Con el Butsudan atesoramos al Buda y a los suyos como el objeto de culto.
¿Por qué deberíamos tener un Butsudan?
El Butsudan expresa la fe del que lo tiene y en casa, significa que el Budismo
es algo muy íntimo para esa familia, pues acerca la familia al Budismo. Nos
muestra la relación entre el Buda, Nichiren Shônin y nuestra familia
incluyendo a nuestros antepasados. Muestra el gran mundo del Buda, donde
viven Nichiren Shônin y nuestros antepasados.
El crucifijo, por otro lado, nos muestra sólo la relación entre Dios y nuestra
familia presente. Dicho de otra forma, el Butsudan es una ventana entre el
mundo del Buda y nuestro mundo.
Si tenemos un Butsudan en casa, podemos ver al Buda, a Nichiren Shônin y
a nuestros antepasados siempre que queramos. Cuando nos sentamos ante
el Butsudan con las manos unidas, podemos ver a nuestros padres, abuelos
y otros antepasados disfrutando de sus vidas en el mundo del Buda y
podemos darnos cuenta plenamente del poder salvador y la compasión del
Buda.
A

1. Mandala Gohonzon
2. Estatua del Buda Shakyamuni
3. Estatua de Nichiren Shônin
4. Ofrenda de agua
5. Ofrenda de Frutas y/ó Vegetales
6. Flores frescas
7. Incienso
8. Velas
9. Campana (gong)
Necesitamos un Butsudan en cada casa del mismo modo que necesitamos
agua y electricidad en cada casa. Debemos creer en el Budismo también en
casa y no sólo en el Templo. Esto es inútil si en nuestras vidas diarias no
creemos en el Budismo. Para apreciar plenamente el Budismo, debemos
poner en práctica nuestra fe. En pro de la fe necesitamos un Butsudan en
casa dedicado a los Budas.

¿Cómo se compone un Butsudan?
Primero pondremos el Dai-Mandala en la pared del fondo del Butsudan. El
Dai-Mandala escrito original de Nichiren Shônin es el Honzon (Objeto de
Veneración) más importante y nos muestra el mundo del Buda.
Con el Dai-Mandala, Nichiren Shônin manifiesta el poder salvador, la
compasión y la sabiduría del Buda. Podemos poner una imagen del Buda
delante del Dai-Mandala, lo que significa que el Buda está en el centro del
Universo.
En el segundo nivel, colocamos la imagen de Nichiren Shônin, lo que
significa que recibimos las enseñanzas del Buda través de Nichiren Shônin.
Nuestros antepasados también viven felices con el Buda en sus siguientes
vidas y nunca nos pierden de vista. Así pues, debemos cuidar mucho el
Butsudan. Debemos mantenerlo limpio y colocarlo sobre una mesa cubierta
con un mantel en el salón donde se reúne siempre la familia, pero no en el
suelo.
Si adquirimos uno nuevo, debemos pedir a un monje que oficie una
“Ceremonia de Apertura de Ojos”. Esta ceremonia no es sólo para
inaugurarlo sino para dar la bienvenida a nuestro hogar al Buda y para hacer
voto de creer firmemente en Él.
Así es cómo se cuida un Butsudan:
1. Cada mañana ofrecer una tacita de agua, una vela encendida e incienso
2. Celebrar un Gongyô (oficio) cada mañana y cada atardecer
3. Ofrecer flores y otras cosas agradables
4. Mantenerlo limpio
5. Informar sobre los acontecimientos familiares
Si nos manchamos las manos las lavamos con agua, porque tiene el poder
de purificar. Las enseñanzas del Buda tienen también el poder de purificar
nuestras mentes.
Una vela arde, brilla, rompe la oscuridad y hace que las personas se sientan
seguras. Por eso, simboliza la sabiduría del Buda, que es brillante y rompe
nuestra ignorancia.

Ofrecer incienso significa ofrecer su fragancia a los Budas y también,
purificarnos con ella. Se dice que la ofrenda de incienso simboliza la
compasión del Buda: su fragancia se expande por igual superando todas las
barreras. Además, tanto la luz de la vela como la fragancia del incienso se
difunden como lo hacen las enseñanzas del Buda.
Celebrar un Gongyô (oficio) cada mañana es dar los buenos días a los
Budas, hacer voto de fortalecer nuestra fe, expresar nuestra gratitud por su
ayuda y rezar para tener un buen día. Los Budas están siempre
cuidándonos. Así pues, celebra un Gongyô cada mañana y también dile al
Buda algo como “hasta luego” o “ya estoy en casa” cuando salgas o
regreses.
Ofrecer flores significa ofrecer al Buda belleza y adorno. No ofrezcas flores
artificiales, pues no se las ofrecerías a nadie. Se pueden ofrecer otras cosas
tales como arroz, frutas, dulces, etc. pero por favor, ofrece algo que gustase
a tus antepasados el día de su aniversario.
No dejes flores muertas ni otras cosas ya sin frescura. Cuídalas como si se
las estuvieras ofreciendo a los vivos. Los Budas están siempre a nuestro lado
y viven con nosotros aunque no podamos verlos. Si piensas y te comportas
así, tu familia entenderá cada vez mejor lo importante que es cuidar no sólo
lo visible sino también lo invisible, pues tus hijos y tus nietos están
fuertemente influidos por ti.
Mantén limpio el Butsudan porque es como un espejo que refleja tu mente. Si
no tienes una fe sólida o no llevas una buena vida, se refleja rápidamente en
el aspecto del Butsudan. Informar de lo que acontece en la familia es hablar
de todo con los Budas y apreciarlo. No te preocupes por el tema. Por
ejemplo, puedes contar el nacimiento de un bebé, el comienzo de la escuela,
la graduación, la boda, etc.
Ahora sabes algo más acerca del Butsudan. Si tienes alguna pregunta, no
dudes en dirigirte al Templo Nichiren Shu de tu zona. El monje te será de
gran ayuda.
Extraído de “ The Butsudan in Our Daily Lives”

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sábado, diciembre 4

BUDA MILAREPA // EL PAPEL DE LA MUJER

Una vez el Jetsun Milarepa se fue a meditar a la montaña lla­mada
"Paso Norte del Caballo". De camino pasó por Gebha Lesum en el
distrito de Jung. Era otoño, y los aldeanos estaban ocu­pados en la recolección de las cosechas. En un campo muy grande, había una
muchacha como de unos 15 años que dirigía a un grupo de labriegos.
Parecía tener todas las cualidades de un ángel de sabi­duría (Dakini). Milarepa se le acercó y le dijo: "Querida patrona, dame algo por favor". "Querido yogui, te ruego vengas a casa", replicó la muchacha; "está más arriba; espérame en la puerta, iré en seguida".
En conformidad, Milarepa fue a la casa, empujó la puerta con su cayado
y entró. De pronto una mujer vieja y fea, con las manos llenas de
ceniza, corrió hasta él increpándolo: "¡Yogui miserable, yogui
pordiosero, jamás te quedas en un mismo sitio! ¡Si es verano salen
todos ustedes a pedir leche y mantequilla; si es invierno vienen por granos! ¡Sospecho que ahora has entrado a hurtadillas para robar las
joyas de mis hijas y de mis nueras!" Temblando, estremecida por la
furia iba a lanzarle las cenizas a Milarepa, cuando éste dijo:
"¡Espera un minuto, abuela!
Te ruego me escuches". Y entonó un canto de nueve significados:

Arriba está el cielo propiciador,
abajo los tres senderos miserables;
entre ambos están los que no tienen libertad
para escoger su nacimiento.
Estos tres convergen en ti.
¡Abuela, eres una mujer enojona
y disgustas al dharma!
Pregunta a tus propios pensamientos y examina tu mente.
Debes practicar la enseñanza del Buda,
necesitas un gurú calificado y confiable.
Piensa con atención, querida dama;
al principio, cuando fuiste enviada aquí,
¿soñaste acaso llegar a ser un día una vieja cabra?

De mañana te levantas,
en la noche te acuestas,
en el intervalo haces el interminable quehacer hogareño;
vas engordando en el quehacer de estas tres cosas;
abuela, eres una criada sin sueldo.
Pregunta a tu propio pensamiento, examina tu mente,
debes practicar la enseñanza del Buda;
necesitas un gurú calificado y confiable,
y entonces todo será diferente para ti.


La cabeza de familia es lo más importante;
luego, ingresos y ganancias son lo más codiciado;
hijos y sobrinos son muy deseados.
Estás atada por estos tres.
Abuela, no hay participación para ti.
Pregunta a tu propio pensamiento, examina tu mente,
debes practicar la enseñanza del Buda.
Necesitas un gurú calificado y confiable,
y entonces todas estas cosas serán diferentes para ti.

Obtener lo que quieres aunque robes,
alcanzar lo que deseas aunque estafes,
pelear con tus enemigos sin considerar
la muerte ni los daños.
Estás sujeta a estas tres cosas.
Abuela, ardes en furia
cuando te lanzas sobre tu enemigo.
Pregunta a tu propio pensamiento, examina tu mente,
debes practicar la enseñanza del Buda.
Necesitas un gurú calificado y confiable,
y entonces las cosas serán diferentes para ti.

Murmuras sobre las otras mujeres y sus modales;
esto es lo que te interesa;
estás atenta
a los asuntos de tu hijo y tu sobrino.
Te solazas hablando de viudas y parientes.
Estas cosas te encantan.
Abuela, ¿eres tan gentil cuando criticas?
Pregunta a tu propio pensamiento, examina tu mente,
debes practicar la enseñanza del Buda.
Necesitas un gurú calificado y confiable,
y entonces las cosas serán diferentes para ti.

Levantarte de una silla es como jalar un muñeco
con piernas débiles;
te meneas como una pata rapaz;
tierra y rocas se estremecen
cuando caes en tu asiento;
tu cuerpo está senil y desmayado.
Abuela, no tienes más que obedecer.
Pregunta a tu propio pensamiento, examina tu mente,
debes practicar la enseñanza del Buda.
Lo que necesitas es un gurú calificado y confiable,
y entonces podrás comprobar cómo cambias.

Tu piel está estriada y encarrujada;
tus huesos se asoman puntiagudos bajo tu piel rugosa;
estás sorda, ciega, imbécil, excéntrica y tembleque;
estás tres veces deforme.
Abuela, tu cara fea está llena de arrugas.
Pregunta a tu propio pensamiento, examina tu mente,
debes practicar la enseñanza del Buda.
Necesitas un gurú calificado y confiable,
y entonces serán diferentes las cosas para ti.

Tu comida y tu bebida son frías y asquerosas,
tu blusa es pesada y está rota,
tu cama es tan áspera que maltrata la piel;
estas tres son tus compañeras constantes.
Abuela, ahora eres una infeliz,
¡mitad mujer, mitad bruja!
Pregunta a tu propia mente y examina tu pensamiento.
Debes practicar la enseñanza del Buda.
Lo que necesitas es un gurú calificado y confiable,
y entonces serán diferentes las cosas para ti.

Alcanzar nacimiento más alto y liberación
es más difícil que ver una estrella en el día;
caer al sendero miserable del samsara
es fácil y sucede a menudo.
Ahora, con temor y pesar del corazón,
ves cómo se aproxima la hora de la muerte.
Abuela, ¿puedes enfrentar la muerte con confianza?
¡Pregunta a tu propia mente y examina tu pensamiento!
Lo que necesitas es practicar la enseñanza del Buda,
lo que necesitas es un gurú calificado y confiable.

Después de escuchar este canto tan profundo y melodioso, la vieja
se sintió muy conmovida, y una gran fe se desarrolló en ella hacia
el Jetsun. Sin darse cuenta aflojó sus puños y la ceniza resbaló de
entre sus dedos hasta el suelo. Se arrepintió de lo que había hecho
al Jetsun, y así, afectada por sus palabras y su compasión, no pudo contener el llanto.
Mientras tanto la joven del campo, llamada Bardarbom, en­traba a la
casa. Al ver a la anciana llorando se volvió hacia Milarepa y le gritó: "¿Qué pasa aquí? Tú, seguidor del Buda, has golpeado a una
pobre vieja?" La abuela intervino rápidamente: "No, no, por favor,
no lo acuses equivocadamente. Me ha dado una lección tan útil y
exacta que estoy profundamente conmovida. También me ha despertado respecto a mi descuidada religión. Me produjo tan gran­de
arrepentimiento que no puedo evitar el llanto. Oh, tú eres jo­ven y diferente a mí; tienes tanta fe como riquezas, y eres muy afortunada
al haber encontrado un Maestro como Milarepa. Debes ofrecerle
servicios y ofrendas, y pedirle sus enseñanzas e instrucciones".
La muchacha contestó: "¡Ustedes dos son maravillosos! ¿Eres el
gran yogui Milarepa? Sólo el encontrarte ya me ha otorgado grandes méritos. Si amablemente quisieras decirnos tu linaje nos inspirarías,
así como a tus otros discípulos. Seguro que cambiaría nuestro
corazón. Te ruego, pues, que nos cuentes".
Milarepa pensó: "Ésta es una mujer bien dotada; llegará a ser una
buena discípula". Y entonces cantó:

El omnipresente Dharmakaya es el Buda Samantabhadra;
el majestuoso Sambhogakaya es el Buda sostenedor del rayo;
el salvador de las criaturas sensibles,
el Nirmanakaya, es Gautama el Buda.
Se pueden hallar las enseñanzas de todos
estos tres Budas en mi linaje.
Así es el linaje de este yogui; ¿puedes confiar en esto?

"En verdad tu linaje es magnífico", dijo Bardarbom, "es lo que la
montaña nevada al río, fuente original de todo bien. He escu­chado
decir a las personas que tú, seguidor del dharma, tienes un Maestro
que podría llamarse, por así decir, «Gurú apuntador externo». Y que confiando en él, uno es capaz de observar y ver interiormente el así llamado Increado Dharmakaya. ¿Qué clase de gurú tienes? ¿Quién es tu
gurú primario?"
Milarepa replicó: "Entonaré un pequeño canto para explicar las
cualidades de un gurú genuino".

El gurú que indica desde lo externo el verdadero conocimiento
es tu gurú exterior;
el gurú que desde dentro elucida la conciencia de la mente interior
es tu gurú interno;
el gurú que ilumina la naturaleza de tu mente
es tu verdadero gurú.
Soy un yogui que tiene los tres gurús,
¿hay aquí algún discípulo que desee tener fe en ellos?

"Estos gurús son extraordinarios", exclamó la muchacha.
"Es cual una sarta de joyas en cadena de oro.
Pero antes de obtener las enseñanzas de ellos,
¿qué clase de iniciación se requiere?" Mila­repa cantó:

El vaso colocado en tu cabeza
es la iniciación externa;
la comprobación de la identidad de tu propio cuerpo
y el cuerpo del Buda
es la iniciación interna;
la iluminación del autorreconocimiento de la esencia mental
es la verdadera iniciación.
Soy un yogui que ha alcanzado las tres,
¿hay aquí algún discípulo que desee alcanzarlas?

Bardarbom gritó: "¡Estas iniciaciones son realmente profundas!
Son cual la majestad del león que sobrepasa a cualquier otro animal.
He oído decir que antes de la iniciación se da una enseñanza ab­soluta llamada «Conciencia que conduce al Sendero».
¿Qué es eso? Sé amable, por favor, y explícamelo".
En respuesta Milarepa cantó:

La enseñanza externa es oír, pensar y practicar;
la enseñanza interna es la clara elucidación de la conciencia;
la enseñanza absoluta es la disociación
o separación de la experiencia y la realización.
Soy un yogui que tiene las tres enseñanzas,
hay aquí algún discípulo que desee obtenerlas?

Bardarbom declaró: "Realmente estas enseñanzas son como un espejo inoxidable que refleja nítidamente las imágenes". Milarepa replicó: "Después de obtener estas enseñanzas puede uno irse a
una ermita para meditar y practicar". La muchacha preguntó:
"¿Quieres decirme algo sobre estas prácticas?"
Milarepa cantó en respuesta:

Vivir en una choza austera, desierta y solitaria
es la práctica externa;
completo descuido o desatención del propio cuerpo
es la práctica interna;
conocimiento total del Absoluto único
es la práctica absoluta.
Soy un yogui que conoce las tres.
¿hay aquí algún discípulo que desee aprenderlas?''

Después de escuchar esto la muchacha dijo:
"La práctica que mencionaste es como un águila inmensa volando
sobre los cielos. Su esplendor nubla el de cualquier otro pájaro",
y continuó: "He oído decir a la gente que algunos yoguis saben
de una enseñanza lla­mada «Práctica Pai», la cual es muy útil para progresar en la medi­tación. ¿Podrías decirme algo al respecto?"
Milarepa cantó:

La mente se tranquiliza
aplicando la enseñanza externa "Pai"
al fluir del pensamiento que nos distrae.
La mente despierta de su pereza
aplicando a la conciencia la enseñanza interna "Pai".
Descansar la mente en la naturaleza innata es
la absoluta enseñanza "Pai".
Soy el yogui que conoce las tres,
¿hay aquí algún discípulo que desee conocerlas?

"¡Ésta tu enseñanza «Pai» es realmente maravillosa!", exclamó Bardarbom, "es cual la orden o mandato del emperador; acelera o intensifica los propios logros. Pero si uno la practica
¿qué expe­riencias obtendrá?" Milarepa en respuesta cantó
Uno experimentará la admirable y omnipresente
raíz de la no acción.
Uno experimentará el sendero de la no acción,
la espléndida transparencia.
Uno experimentará el fruto de la no acción
el excelente Mahamudra.
Soy un yogui que ha experimentado todo ello,
¿hay aquí algún discípulo que desee hacer lo mismo?

Bardarbom dijo: "Estas tres experiencias son como el brillante
Sol resplandeciente desde un cielo sin nubes, delineando clara
y dis­tintamente toda cosa en la Tierra. ¡En verdad que es
maravilloso! ¿Pero qué certeza obtuviste mediante ellas?"
Milarepa cantó nueva­mente:

No cielo y no infierno es la certeza del conocimiento,
no meditación y no distracción es la certeza de la práctica,
no esperanza y no temor es la certeza del logro.
Soy un yogui con estas tres certezas,
¿hay aquí algún discípulo que desee obtenerlas?

Entonces la muchacha se sintió llena de fe en el Jetsun.
Se in­clinó a sus pies y con gran veneración lo pasó al cuarto
interior, donde le dio servicio perfecto y ofrendas. Luego le dijo:
"Amado gurú, hasta ahora he estado envuelta en la ignorancia y por
ello no soy capaz de pensar en las verdaderas enseñanzas.
Ahora, gracias a tu magna compasión, tómame como tu sierva y
discípula". Entonces la muchacha se dio cuenta plena de sus
faltas pasadas y su egocentrismo. Luego cantó:

¡Oh! ¡Tú, Maestro inmaculado!
¡Tú, el más perfecto entre los hombres, encarnación del Buda!
¡Cuan estúpida, ciega e ignorante soy!
¡Cuan equivocado y pecador es este mundo!
El calor del verano es tan agradable que
dispersa las frescas nubes,
y yo no encuentro refugio en la sombra.
El frío del invierno es tan severo
que aunque las flores aún crezcan,
no las puedo encontrar.
La influencia de mis negativos pensamientos habituales es tan
fuerte que nunca puedo verte como un ser realizado.

Déjame contar mi historia:
debido a mi karma lleno de pecados,
me dieron este cuerpo inferior (de mujer).
No comprendo la identidad de mi propio ser y el Buda,
debido al obstáculo demoniaco de este mundo;
desidiosa ante la necesaria diligencia,
apenas si pienso en la enseñanza del Buda;
aunque deseo el dharma,
malgasto el tiempo por pereza e inercia.

Para una mujer, un nacimiento próspero significa
ataduras y sujeción.
Para una mujer, un nacimiento bajo significa
pérdida de la compañía.
A veces hablamos de suicidio a nuestros esposos;
menospreciamos y abandonamos a nuestros benevolentes padres,
nuestra ambición es grande, pero pequeña nuestra perseverancia.
Somos expertas en falsear, ingeniosas al calumniar,
fuente de noticias y murmuraciones.
Somos aquellas que deben ser mantenidas
lejos del prometido,
pues aunque a todos damos comida y dinero,
siempre estamos difamando, atormentando y rabiando.
Rara vez pensamos en lo transitorio y en la muerte,
los obstáculos del pecado nos siguen como sombras.
Ahora, con mucha sinceridad,
anhelo con ansiedad el dharma.
Te ruego me des una enseñanza fácil de practicar y de entender.

Esto complació mucho a Milarepa y en respuesta cantó:

¡Muchacha feliz y afortunada!,
¿debo elogiar o menospreciar tu historia?
Si la elogio te sentirás orgullosa;
si la menosprecio te enojarás;
si te digo la verdad, tus faltas ocultas
quedarán a la vista.

Escucha, pues, el canto de un viejo:
si sinceramente deseas practicar el dharma,
lava la mugre que cubre tu cara
y barre la inmundicia que hay en tu corazón.

La sinceridad y la honestidad son buenas,
pero mejor aún son la modestia y la humildad.
Aun cuando puedas dejar a tu hijo y a tu marido,
mejor aún es confiar en un gurú calificado.
Podrás abandonar la vida mundana,
pero mejor aún es esforzarse por la futura iluminación.
Podrás renunciar a la tacañería y la avaricia,
pero mejor aún es dar sin límite.
Es de sabios conocer estas cosas.

Con buen humor, actúas y jugueteas
tan astutamente como una rata.
Puedes ser muy elocuente
y, sin embargo, no tener el dharma en tu corazón.
Actúas como una pava real salvaje,
sabes mucho de coquetería,
pero muy poco de devoción.
Querida, estás llena de marrullerías y falsedades
tal como un comerciante en el mercado.
Es difícil para ti practicar el dharma.

Si quieres practicar correctamente
la enseñanza del Buda
debes seguirme a mí y a mi sendero.
Medita sin distracción en una montaña remota.

Bardarbom cantó:

¡Tú eres el Jetsun, el yogui precioso!
Seguramente que uno obtiene beneficio asociándose contigo.
En el día estoy ocupada trabajando,
en la noche me voy a la cama.
Soy esclava del quehacer casero,
¿cómo puedo hallar el tiempo para practicar el dharma?

Milarepa replicó: "Si deseas seriamente practicar el dharma
debes aprender que los asuntos mundanos son tus enemigos y que,
por lo tanto, debes renunciar a ellos". Luego entonó el canto
lla­mado de Las Cuatro Renuncias:

¡Escucha, muchacha afortunada,
tú que tienes riqueza y fe!
Las vidas futuras duran más que ésta.
¿Sabes cómo asegurar el porvenir?
Dar con corazón mezquino
como quien echa comida al perro guardián ajeno,
sólo trae más daño que provecho,
devolviéndonos un trago amargo.
Ahora que conoces su mal, renuncia a la tacañería.
¡Escucha, muchacha afortunada!
Sabemos menos de esta vida que de la próxima.
¿Estás preparada con tu lámpara lista?
Si no lo estás,
medita en la "Gran Luz".
Si escoges ayudar a un enemigo ingrato,
ganarás no un amigo, sino perjuicios.
Cuídate de actuar ciegamente;
cuídate de este mal y descártalo.

¡Escucha, muchacha afortunada!
Las vidas futuras son peores que ésta.
¿Tienes ya guía o escolta para tu jornada?
Si no tienes la compañía conveniente
confía en el sagrado dharma.
Cuídate de parientes y allegados;
ellos estorban y se oponen al dharma.
Nunca ayudan, sólo sirven para dañarlo a uno.
¿Sabes que tu parentela es tu enemiga?
Sí así es, seguramente la dejarás.

¡Escucha, muchacha afortunada!
La jornada de la vida futura
es más azarosa que ésta.
¿Has preparado el caballo fino de la perseverancia
para atravesarla en él?
Si no lo has hecho, debes trabajar
duro y con diligencia.
la excitación del principio pronto disminuirá;
cuídate del enemigo "inercia" que lo desvía a uno.
Prisa y excitación no tienen utilidad alguna;
sólo causan daño.
¿Sabes ya que tus enemigos son pereza y capricho?
Si entiendes mis palabras, debes apartarlos.

Bardarbom dijo: "Querido lama, no tengo nada preparado para
la vida futura, pero quiero comenzar ahora.
Te ruego seas tan ama­ble de enseñarme la práctica".
Luego, con gran sinceridad, le im­ploró.
Milarepa estaba encantado y replicó: "Me alegra que desees
sinceramente dedicarte a la religión. Según la tradición de
mi linaje no es necesario cortarse el pelo ni cambiar de nombre.
Uno puede alcanzar el estado búdico como laico o como monje.
Sin cambiar su condición puede uno llegar a ser un buen budista".
Luego entonó el canto titulado: Las Cuatro Parábolas y los Cinco Significados, dán­dole instrucción para la "práctica mental".

¡Escucha, muchacha afortunada,
tú que tienes riqueza y fe!
Piensa en la magnitud del cielo,
medita en la vastedad que no tiene centro ni bordes.

Piensa en el Sol y la Luna,
medita en sus luces
sin tinieblas u oscuridad.

Semejando a la inmutable, sólida montaña frente a ti,
medita con firmeza y solidez.

Como el océano, infinito en grandeza
e insondable en profundidad,
absórbete en intensa contemplación.
Así has de meditar en la propia mente;
así, sin error ni duda, has de practicar.

Luego Milarepa la instruyó en las prácticas físicas y
mentales, y la mandó a meditar. Poco después la muchacha
obtuvo algunas experiencias; con miras a disipar sus dudas
y a derribar sus obs­táculos, vino a Milarepa y cantó así:

¡Oh tú, el Jetsun, el gurú inmaculado,
tú, hombre de consumación,
transformación corporal del Buda!

¡Estoy muy bien cuando contemplo el cielo!,
pero me siento incómoda cuando pienso en nubes,
¿cómo debo meditar en ellas?

¡Estoy bien cuando contemplo el Sol y la Luna!,
pero me siento incómoda cuando pienso en estrellas y
planetas,¿cómo debo meditar en ellos?

¡Estoy bien cuando contemplo la sólida montaña!,
pero me siento incómoda cuando pienso en árboles y
arbustos,¿cómo debo meditar en ellos?

¡Estoy bien cuando contemplo el gran océano!,
pero me siento incómoda cuando pienso en olas,
¿cómo debo meditar en ellas?

¡Estoy bien cuando contemplo la naturaleza
de la propia mente!,
pero me siento incómoda cuando topo
con el incesante fluir de los pensamientos,
¿cómo debo meditar en ellos?

Después de escuchar su canto, Milarepa se sintió muy compla­cido.
Supo que ella en verdad había tenido experiencias en la medi­tación.
Así pues, para aclarar sus dudas y favorecer su comprensión, cantó:

¡Escucha muchacha afortunada,
tú que tienes riqueza y fe!

Si te sientes bien cuando meditas en el firmamento,
del mismo modo será con las nubes;
las nubes son manifestación del firmamento;
¡por lo tanto, descansa directamente en la esfera celeste!

Las estrellas son sólo reflejos del Sol y de la Luna;
si puedes meditar en ellos, ¿por qué no en las estrellas?
¡Absórbete, pues, en la luz del Sol y de la Luna!

¡Arbustos y árboles son manifestación de la montaña;
¡si puedes meditar bien en ella, así será con los árboles!
Así pues, ¡permanece en la firmeza de la montaña!

Las olas son sólo movimiento del océano;
si puedes meditar bien en eso, ¿por qué no en las olas?
Así pues, ¡disuélvete directamente a ti misma en el océano!

El fluir del pensamiento que disturba es manifestación de la mente;
si puedes meditar bien en ella, ¡igual será con el fluir del
pensamiento!Así, pues,¡disuélvete en la esencia misma de la mente!

De ahí en adelante, Bardarbom se esforzó en contemplar la
naturaleza real de la mente, y al fin alcanzó en una vida la
perfecta rea­lización. Cuando murió, voló con su cuerpo humano
a la tierra pura de las Dakinis. Toda la gente escuchó el sonido
del tamborcito que tocaba en ese momento.

Ésta es la historia del encuentro de Milarepa con su discípula
Bardarbom, una de sus cuatro herederas, en el sitio llamado
Gebha Lesum de Jung.


CANTO DE LA POSADA

Reverencia a todos los gurús

Después de meditar en Jundhagho ("Paso Norte del Caballo")
el Jetsun Milarepa fue a hacerlo a Shri Ri; durante el camino
se alojó en una posada en Yei Ru Jang. También estaban ahí
alojados un erudito llamado Yaugru Tangbha con muchos monjes
dis­cípulos y un mercader llamado Dhawa Norbu ("Joya de la Luna")
con su gran escolta. Milarepa pidió limosna al comerciante o
mer­cader, quien le dijo:
"Ustedes, yoguis, están acostumbrados a di­vertirse tomando lo que pertenece a otros; ¿por qué no tratan de ganarse su propio sustento? ¡Sería mucho mejor si se pudieran man­tener por ustedes mismos!"
Milarepa replicó: "Es cierto que si­guiendo tu modo de vida se
obtiene felicidad y alegría inmediatas, pero esta alegría será
causa de futuros sufrimientos. Éste es el punto importante que
ustedes descuidan. Escucha ahora mi canto de Los Ocho Recordatorios":

Ahora te gusta estar en castillos y ciudades populosas;
pero recuerda que ellos caerán en ruina
después de que te vayas de esta tierra.

Ahora te gusta ir tras el señuelo
del orgullo y la vanagloria;
¡pero recuerda que a la hora de la muerte
no te ofrecerán ningún refugio ni albergue.

¡Allegados y parientes son la gente con quien te gusta vivir!;
¡pero recuerda que a todos dejarás atrás
cuando llegues a tu fin en este mundo!

Sirvientes, riqueza e hijos
son cosas que te gusta tener;
¡pero recuerda que a la hora de la muerte
nada podrás llevarte en tus manos vacías!

Vigor y salud te son queridos ahora;
¡pero recuerda que a la hora de la muerte
tu cadáver será envuelto y llevado lejos!

Ahora tus órganos están sanos,
tu sangre y tu carne son fuertes y vigorosos;
¡pero recuerda que a la hora de la muerte
ya no estarán más a tu disposición!

Ahora te gusta comer alimentos y dulces deliciosos;
¡pero recuerda que a la hora de la muerte
tu boca dejará correr la saliva!

¡Cuando pienso en todo esto no puedo menos
que procurar las enseñanzas del Buda!
Las diversiones y placeres de este mundo
no me atraen.

Yo, Milarepa, canto estos ocho recordatorios
en la casa de huéspedes de Garakhache de Tsang;
con palabras claras doy estas advertencias útiles,
¡los insto a acatarlas y practicarlas!

Así cantó, y su canción impresionó tanto al comerciante Dhawa
Norbu que exclamó: "Querido lama, lo que has cantado es
cier­tamente verdadero y está claro, y a mí me ha hecho pensar en
el dharma.
Te ruego me instruyas en la práctica de la enseñanza del Buda".
En respuesta, Milarepa cantó:

La ermita escarpada es el sitio de la virtud,
gurú con conocimiento y práctica es la joya preciosa
A él le debemos orar con sinceridad y reverencia;
sin errores han de practicarse las enseñanzas.

Quien siente que su mente corre salvaje,
debe aplicar su visión (del vacío) para curarse.
Así se liberan los apegos de la mente.
¡Qué maravilloso es esto!

Quien siente enferma su mente,
debe pedir la limosna de la indiscriminación.
Entonces experimentará la autoliberación
de los sitios por los cuales viaja.
¡Qué maravilloso es esto!

Quien siente desagrado por sus experiencias de meditación,
debe compararlas y discutirlas con un gurú reconocido.
Hablar y convivir con yoguis experimentados,
¡sin duda ayudará a la mente!

Si surgen alguna vez la duda y el escepticismo,
uno debe leer las sabias sentencias del Buda.
La convicción en la verdad de las palabras del dharma
hace crecer en el corazón la fe y la confianza.

Quien se sienta incómodo e indispuesto,
debe orar a su padre gurú
con toda honestidad;
así será bendecido y su mente se tornará tranquila.

Además, debemos pensar en esos hombres sin fe
que dejan sus cuerpos en la cama del samsara,
que reposan sus cabezas en la almohada de los cinco
venenos y desparraman el estiércol de sus pasiones
en las diez direcciones.
Debemos buscar al médico que pueda curarlos.
Con la devoción de las tres puertas
debemos hacer el diagnóstico;
mediante los seis méritos del gurú-doctor
debemos dar la medicina.

Entonces estaremos seguros de alcanzar los tres cuerpos,
¡y la curación de las cinco pasiones venenosas!

Para obtener perdón y disculpa debemos dar ofrendas sinceras.

Al escuchar este canto la fe del comerciante en el Jetsun quedó confirmada. Desde entonces siguió las instrucciones del Jetsun
como seglar y practicó el dharma, llegando a ser un muy buen yogui.
Al mismo tiempo en la posada donde Milarepa apareció como asceta,
el doctor erudito Yaugru Tangbha estaba predicando el dharma. Sus discípulos monjes recitaban atareados las oraciones de la tarde,
y sentados en cuclillas practicaban samadhi durante el día.
También efectuaban ceremonias religiosas y comenzaban sus
sermones antes del alba.
Un día, Milarepa fue a la congregación durante la comida del
mediodía para pedirles un poco de alimento. Algunos monjes dije­ron:
"¡Qué facha de hombre, da lástima! Se viste y actúa como yogui,
pero ni practica ni aprende nada del dharma; sin ningún cono­cimiento
ni deseo de meditar, fracasa hasta en el recitar de una sim­ple
oración, ¡y todavía pide limosnas a los monjes! ¡Qué lástima!"
Y todos sintieron mucha piedad y tristeza por él.
Entonces Milarepa les dice: "Mi mente siempre está feliz y cómoda
porque simultánea­mente puedo practicar las diferentes devociones,
tales como recitar mantras y visualizar los cuerpos de los dioses
mientras aprendo y des­arrollo las enseñanzas del Buda. Escuchen
por favor mi canto":

Los Tres Inmaculados todo soportan.
En el reino de la conciencia de la no acción,
los he realizado.
¿Por qué, pues, tengo que orar a ellos?
¡Feliz es la práctica de la yoga sin mantra ni murmullos!

El que otorga los dos poderes es
el Buda protector.
En el reino de la gran iluminación
he realizado completamente
al Buda sin origen;
¡por lo tanto no necesito practicar la yoga del levantar!
¡Feliz la experiencia
de identificar el propio cuerpo con el del Buda!

Las Dakinis barren todo obstáculo y
destruyen las desgracias;
en el reino de la propia esencia, plano del origen,
he realizado esto completamente,
¡por eso no tengo necesidad del ritual de la ofrenda!
¡Feliz la yoga en la cual los seis órganos se relajan a su gusto!

Las aprehensiones son la fuente de los obstáculos.
En el reino de la esencia del dharma
he identificado las visiones demoníacas con la perfección;
por lo tanto no necesito exorcismos.
¡Feliz la yoga en la cual el Dharmakaya se identifica con las aprehensiones!

Palabras, escritos, dogmas
y lógica las absorbo
en el reino de la conciencia iluminativa.
No hay para mí necesidad de aprender.
¡Feliz la experiencia de la yoga
fuente de todos los Sutras!

Entonces el doctor Yaugru le dice a Milarepa:
"Querido yogui, tu experiencia y comprensión son verdaderamente maravillosas. Sin embargo, de acuerdo a los principios del budismo,
un objeto o ense­ñanza debe darse de tal modo que los principiantes
puedan apren­der; hasta es deseable y útil animar a las personas
para que tomen el hábito anaranjado para practicar actos virtuosos.
¿No es así?"
Milarepa replicó: "Tal vez ésa sea la enseñanza de tu escuela,
puedes hacer lo que te plazca. Pero mi enseñanza es un poco diferente.
En ella, si uno la siente, ¡nada hay de que avergonzarse,
con eso es suficiente! Por lo que he visto, vuestra forma de
devoción es así, juzga por ti mismo y ve si lo que voy a decir
es verdad":

Me refugio en los Tres Inmaculados;
que mi gurú compasivo me proteja y me bendiga.

Usted, doctor erudito de los ocho compromisos mundanos,
¿cómo puede disipar la ignorancia y distracción de los otros si
no ha conquistado su propia mente?

Bajo el blanco dosel se yergue un bello pavo real,
¡pero se desvanece tan rápidamente como el relámpago!;
piense, mi querido doctor, ¿no es esto así?

La cocina del monasterio que está detrás del poblado
es un símbolo de miseria y despojo;
piense, mi querido doctor, ¿no es esto así?

¡Asistir a un bullanguero mitin público
es como dar vueltas en una arena llena de adversarios furiosos!;
piense, mi querido doctor, ¿no es esto así?

La acumulación de caballos, ovejas y joyas
es como rocío sobre el pasto
bajo el tibio aliento del viento,
piense, mi querido doctor, ¿no es esto así?

¡El ilusorio cuerpo humano con su montón de pasiones es como
un cadáver al que se le ha dado un baño de oro!;
piense, mi querido doctor, ¿no es esto así?

Mujeres guías que practican sin experiencia interna
son una parodia de dignidad y una desgracia;
piense, mi querido doctor, ¿no es esto así?

Los alimentos y ofrendas en un círculo sacrificial
son como la recaudación de impuestos de un inspector
soberbio;piense, mi querido doctor, ¿no es esto así?

Adivinación, astrología y rituales Bon.
Estos tres dharmas citadinos son como tretas de estafador;
piense, mi querido doctor, ¿no son así?

Los himnos melodiosos que encantan a los discípulos
son como las invocaciones melodiosas del demonio dragón;
piense, mi querido doctor, ¿no son así?

País, hogar y campos no son posesiones verdaderas,
sino ilusorias y tormentosas como arco iris para los jóvenes;
piense, mi querido doctor, ¿no es esto así?

Inducir y dominar discípulos mediante fraude e hipocresía
es como ser lacayo de muchos amos;
piense, mi querido doctor, ¿no es esto así?

¡Predicar sin la esencia
es una mentira y un fraude!;
piense, mi querido doctor, ¿no es esto así?

Si no puede ayudarse a usted mismo,
¿cómo podrá ayudar a los otros?

Después de escuchar este canto, el doctor Yaugru tuvo una ac­titud
muy reverente hacia el Jetsun. Levantándose de su asiento se
inclinó ante él, con sus ojos llenos de lágrimas, y expresó:
"Lo que dices es muy cierto. Te ruego me enseñes el dharma
ayudándome a ser tu discípulo".
Entre los discípulos del doctor Yaugru había un monje joven
llamado Sevan Dunchon Shawa, quien siguió al Jetsun, obteniendo
de él la iniciación e instrucciones. Habiéndose dedicado a la
medi­tación, obtuvo la más alta realización. Fue uno de los hijos
del cora­zón del Jetsun conocido como Sevan Repa de Dodra.

Ésta es la historia de cómo Milarepa encontró a su discípulo
Sevan Repa en la casa de huéspedes de Garakhache,
de Yei Ru Jang en Tsang.


EL BANDIDO DISCÍPULO

Reverencia a todos los gurús

Cuando el Jetsun Milarepa estaba meditando en Shri Ri de Deut Jal, llegaron a su ermita unos bandidos. Como no pu­dieron encontrar ni
comida ni ropa y se enteraron de cómo él vivía y hacía sus
devociones, inevitablemente surgió en ellos una gran fe hacia el
Jetsun y le dijeron: "Querido lama, este lugar es muy malo.
Debido a las condiciones desfavorables que aquí hay, ha de ser
difícil conseguir alimento. Por favor, ven a nuestra tierra y
te pro­veeremos de lo que necesites".
Milarepa replicó: "Es cierto que aquí las condiciones no son
favorables, pero tengo todo lo que es propicio a mi devoción.
Aun­que el lugar de ustedes sea mejor, no deseo ir allá. En vez
de eso y por mi bien, desearía que trajeran de su tierra a gente
devota y bien dotada para que practicara conmigo la meditación".
Y entonó el canto llamado Bienvenidos los que meditan en Shri Ri:

Shri Ri, lugar hermoso en Jal,
está lejano si rodean, pero cercano si se aproximan.
Vengan aquí, devotos fervientes y elegidos
y todo aquel que desea dejar mundo y vida.

Aquí está la maravillosa tierra de Shri Ri,
lejos de todo pueblo,
¡mas cercana al meditar y al logro!
¡Vengan a Shri Ri, devotos fervientes y elegidos
y todo aquel que desea dejar mundo y vida!

Aunque aquí el agua es escasa, son muchas las diosas.
¡Vengan a Shri Ri, ustedes, discípulos
fervientes y bien dotados!
Vengan a Shri Ri de Jal, ustedes los que repudian
este mundo y esta vida.

Aquí está la maravillosa tierra de Shri Ri de Jal.
Es un lugar bendito, el palacio de Dem Chog,
¡el que dispensa logros y poderes!
¡Vengan a Shri Ri, ustedes, devotos
fervientes y bien dotados,
los que repudian inundo y vida!

Esta es la tierra encantada de Shri Ri de Jal,
donde moran los maravillosos hermanos guardianes,
¡los que destruyen los obstáculos y dificultades de ustedes!
Vengan a Shri Ri, ustedes, devotos fervientes y señalados
y todos los que repudian mundo y vida.

Al escuchar este canto el jefe de los bandidos sintió que su fe
se hacía más profunda y, postrándose ante Milarepa, le prometió
regresar pronto. Algún tiempo después, cuando regresó, traía
consigo una gran turquesa, pero no sabía cómo ofrecerla a Milarepa.
Como también tenía un pequeño regalo, decidió ofrecérselo primero.
Milarepa sonrió y le dijo: "¡No dudes! Puedes regalarme la turquesa
aunque yo no use joyas. La aceptaré para que tus méritos se
perfeccionen". Supo entonces el bandido que Milarepa poseía el don milagroso de leer los pensamientos de los demás, y le ofreció la
turquesa. Después de aceptarla, Milarepa dijo: "Te devuelvo ahora
esta joya con la esperanza de que la utilices como sustento durante
tu devoción".
El jefe pensó: "¡Qué estupendo!" ¡No tiene el menor deseo de dinero!",
y su fe en el Jetsun quedó confirmada. Entonces Mila­repa le dio la iniciación y las instrucciones. Después de practicarlas alcanzó experiencias superlativas y al final, la realización. Más tarde fue conocido como Drigom Linkawa y llegó a ser uno de sus discí­pulos del corazón.

Ésta es la historia de cómo Milarepa encontró a Drigom Repa en Shri
Ri de Jal.


EL ENCUENTRO EN EL ARROYO DE PLATA

Reverencia a todos los gurús

El gran yogui Jetsun Milarepa estaba meditando un verano al norte
de Shri Ri. Cuando llegó el otoño y la cosecha estuvo lista,
salió a pedir limosna y se quedó dormido en el Alto Gog Tang.
Soñó con una joven lozana de cabellos dorados y brillantes cejas
que conducía a un joven de unos veinte años. Ella dijo:
"Milarepa, en el loto de tu corazón tendrás ocho pétalos.
Éste es uno de ellos. Te ruego lo bendigas y lo eduques". Luego desapareció.
Al despertar, Milarepa pensó en el significado del sueño.
Co­ligió que la joven debía de ser una Dakini y que los
"ocho pétalos" serían ocho discípulos superlativos y señalados,
hijos de su corazón. "Seguramente que hoy he de encontrarme con un discípulo cuyo karma ya está exhausto; haré lo más que pueda por ayudarlo". Así pensando, trepó por el camino que conduce a Bong.
Cuando llegó al arroyo que corría como si fuera de plata, tomó
una pequeña siesta. Al poco rato un joven jineteando un caballo
se le acercó preguntán­dole: "¿Por qué duermes aquí, querido yogui?" Milarepa respondió con otra pregunta: "Querido benefactor, ¿adonde vas?" "Voy a cru­zar este arroyo para seguir a Din Ri".
Entonces Milarepa le dijo: "Debido a mis años se me hace difícil
cruzar las aguas, ¿podrías pasarme tú?" El joven replicó:
"Tengo mucha prisa en llegar, porque voy a jugar allá con unos
jóvenes; no puedo llevarte conmigo. Ade­más, podría dañar mi caballo
al cargarlo tanto". Así diciendo, siguió adelante sin siquiera
volver la cabeza.
Entretanto, Milarepa, con sincera concentración, entró en el samadhi
de la unión con el gurú. Conteniendo el aliento, caminó suavemente
sobre el agua y se deslizó tranquilamente hasta la otra orilla.
Al volverse vio que el joven y su caballo estaban hundidos en medio
de la corriente donde se habían caído de golpe. Mientras tanto el
joven había observado cómo Milarepa cruzó hasta la otra orilla sin mojarse. A pesar de que lo había visto con sus propios ojos, no podía creerlo y murmuró consigo mismo: "¿Qué me pasa, tengo alucinaciones?
Si no es así, este hombre nació para flotar". Cuando llegó a la otra orilla se acercó a Milarepa y, observando cuidadosa­mente sus pies,
pudo comprobar que ni siquiera estaban húmedos; entonces surgió en
él gran fe hacia el Jetsun y gritó: "No me había dado cuenta que
eres un lama realizado. Me arrepiento mucho de no haberte dado ayuda subiéndote a mi caballo. Te ruego me per­dones y aceptes mis excusas".
Así diciendo, se inclinó muchas veces ante Milarepa. Con gran fe y sinceridad preguntó: "Lama, ¿de dónde vienes?, ¿a qué orden
perteneces?, ¿quién es tu gurú?, ¿dón­de está tu templo?, ¿qué
meditación practicas?, ¿desde dónde venías esta mañana?,
¿dónde pasarás la noche?" En respuesta el Jetsun cantó:

¡Ah, mi buen joven amigo!
¡Escúchame, joven mundano!

¿Sabes quién soy? Yo soy el yogui Milarepa;
vengo de Gung Tang.
Mis pies han marchado por todo Weu y Tsang
mientras aprendía órdenes y decretos.

Desde el misericordioso gurú Ngomi hasta el lama Rondonlaga,
he estudiado con diez gurús y aprendido los cinco tantras,
también las filosofías y los puntos de vista del dharma.

He aprendido de mi Maestro Lhaje Nu Chon
el terrible exorcismo de los planetas Negro y Rojo.
Aunque él era experto,
no pudo nunca disipar mis dudas.

Entonces escuché decir que había un maestro excelente,
el cual vivía en el Sur, en el valle del río circular.
El estaba bendito por los Señores Naropa y Medripa.
Y había experimentado la esencia mental que es como madre,
convirtiéndose en maestro del control de su cuerpo.

Vivía junto al río del Sur.
Él, cuya fama se ha esparcido ampliamente,
es el padre gurú, Marpa el Traductor.

Con sólo oír su nombre mi piel
hormiguea y mis cabellos se erizan,
A pesar de lo duro de la jornada,
me abrí camino hasta él.
El solo hecho de mirar su rostro cambió mi corazón,
Él es el único gurú en mi vida,
el inmaculado, el misericordioso Lho Draug Wa.

No tenía dinero ni riqueza que ofrecerle,
por eso entregué mi cuerpo a su servicio.
De él aprendí el profundo Tantra Hevajra
y las enseñanzas de Naropa sobre el sendero eficaz.
Hice votos y obtuve las cuatro iniciaciones
del bendito Dem Chog.

Cuando realicé la esencia del Mahamudra,
vi claramente la naturaleza real de la mente;
realicé en pleno lo fundamental de "más allá de las palabras".

En las cuatro enseñanzas como ríos
de la sucesión susurrada
practiqué la profunda doctrina de las nueve esencias.
Habiendo practicado el arte de manipular nadis, prana y bindu,
completé el dominio de mente y prana.

Soy un yogui que puede morar en el firmamento;
porque he unido los cuatro elementos, no temo al agua.

Para que lo sepas, mi templo es Shri Ri.
Esta mañana vengo del Alto Gog Tang;
no estoy seguro de adonde iré esta noche;
para mí, éste es el modo de vida del yogui.

¿Has oído lo que he cantado,
tú, mi joven alegre que sólo buscas placeres?

Al escuchar este canto se estableció en el joven una inalterable
fe en el Jetsun. Sus lágrimas corrían incesantes. Puso las riendas
de su caballo negro en manos de Milarepa, y cantó así:

¡Eres tú el sabio irreconocido, hombre del más allá!
Eres el Buda que tan raramente encontramos,
tus instrucciones son las prédicas del Nirmanakaya.

Me parece haber escuchado antes tu nombre,
pero aún no estoy seguro.
Me parece que te he visto antes,
pero tampoco estoy seguro.

No sé si la reverencia que ante
ti hago sea suficientemente sincera;
si son impropias mis preguntas, irreverente mi talante,
te pido perdón, pues no te conozco.

Éste mi caballo negro corre como el viento.
Cuelga de su cuello hermosa campana;
en sus ancas de fina raza
lleva mantilla suave y tibia;
en sus lomos, fuerte silla de madera;
la cincha está adornada con aceros de Mon,
un delicado nudo luce en su garganta roja;
sobre la jáquima de un gris rojizo
los bucles del copete caen cual sonrisa de tigre,
luciendo brillantes como una estrella espejada.

Fuete en mano, ejerce tu mando;
sacude las bridas y te obedecerá y correrá.
¡Cuando vea ante sí la bandera
ganará la carrera!
Cuando ordenes: "¡Corre rápido!", galopará a toda velocidad.
Para un hombre de mundo su caballo es su orgullo.
Te doy este fino corcel como un presente,
te ruego me guardes del infierno en el cual podría caer.

Al terminar su canto el joven ofreció a Milarepa su caballo,
pero el Jetsun no lo aceptó; le dijo que él tenía otro aún mejor.
Así cantó:

¡Escúchame, querido benefactor!
Tengo un caballo de prana-mente;
lo adorno con la chalina de seda de dhyana;
es su piel la mágica etapa siguiente de dhyana;
su silla es la autoconciencia que ilumina;
mis espuelas son las tres visualizaciones;
sus grupas, la secreta enseñanza de las dos puertas.

Su jáquima es el prana de la fuerza vital;
el rizo de su copete, el tiempo de tres señales;
la tranquilidad interior es su adorno,
su brida es el movimiento corporal,
y la inspiración que siempre fluye es su freno.

Galopa salvajemente a lo largo del sendero central de la espina
dorsal. Es un caballo de yogui, éste es mi corcel.
Cabalgando en él uno escapa del lodo de samsara,
siguiéndolo se alcanza la tierra firme del bodhi.

Querido benefactor, no necesito tu caballo negro,
¡joven, sigue tu camino, busca placeres!

El joven dijo para sus adentros: "Aunque Milarepa no quiera mi
caballo, sus pies están descalzos. ¡Con toda seguridad necesita
un par de zapatos!" Con este pensamiento en mente, ofreció los
suyos a Milarepa, cantando así:

Reverendo yogui, santo realizado como una joya,
que debido a que en tu corazón no hay apego
vagas sin ruta fija, de sitio a sitio.
Algunas veces encontrarás perros de dientes filosos;
otras, caminarás por zarzales y desfiladeros;
y podrán herirse tus pies descalzos.

Es penoso caminar sin zapatos;
estas botas azules serán tus fieles servidoras.
Con sus corvejones de bronce en el talón
y sus bordados de seda, son costosas;
un zapatero competente las hizo
con pieles de ante, yak salvaje y cocodrilo.
Estas botas son mi distintivo, el distintivo de un hombre joven,
y ahora te las ofrezco.
Te ruego me otorgues tu compasiva bendición.

Así cantó, pero el Jetsun no aceptó su regalo. Dijo al mucha­cho
que él tenía un par de botas mejor que ése, y cantó:

Escúchame, joven ferviente.
Esta tierra de oscuridad y de visiones cegatas
es parte de los tres reinos del samsara.

Llena está de lodo su pradera insaciable, lleno de zarzas
su pantano celoso, salvaje y maligno es el perro furioso
de su odio, peligrosa y empinada la colina de su orgullo.

Pero yo ya crucé los cuatro ríos
y llegué a la playa de la tierra pura.
Corté mis botas con piel de la renuncia al samsara
y con cueros del despertar de lo transitorio e iluso.
He hecho mis botas con la artesanía de la profunda fe en el karma,
con la tintura del desapego a las miríadas de formas
y con el tejido y el cordel de la devoción;
las hebillas son las enseñanzas de las tres ataduras.
Estas son mis botas, las botas de un yogui; no deseo las tuyas.
Mi querido benefactor, ya puedes irte a tu casa.

Entonces el joven dijo: "Reverendo, a pesar de que tú no quie­res
aceptar mis botas, insisto en ofrecerte mi saco verdirrojo bueno
para dormir con él, pues veo que tienes solamente un traje delgado
con el que apenas cubres tu cuerpo. Tú has de sentir frío todo el
tiempo. ¡Por favor acepta mi saco!" Así implorando para que Mila­repa tomara el saco, el joven cantó:

Apreciado y realizado gurú,
liberado de todo apego al ego
vagas sin límites mentales.

A veces trepas la cima de una montaña;
otras veces duermes profundamente en la calle de una ciudad.
Vestirse con una delgada tela es como estar muerto de hambre;
peor debe ser andar desnudo y padecer frío.

Este es mi saco mejor corlado,
hecho de la tela mandan verdirroja;
el frente es de seda,
los forros son de la mejor calidad;
está adornado con piel de lince.
Un reborde de piel de nutria sujeta el dobladillo,
las almohadillas de los hombros están bien bordadas.
Es ligero de llevar y magnífico de ver;
con él no se siente ni un poquito de aire,
pues es un saco estupendo.
Te ruego lo aceptes, reverendo padre;
te ruego me bendigas y me otorgues tu gracia.

Pero Milarepa no lo tomó, y replicó: "Tengo un saco más ex­celente
que el tuyo". Y cantó:

¡Escucha, joven elocuente!
Sobre las ciudades de los seis reinos del samsara
sopla con furia el demoníaco viento kármico;
¡guiado por los sentidos y privado de libertad,
vaga uno entre vida y muerte, errando en el Bardo!

A veces trepa uno a la cima de la montaña
en el estado de sueño entre vida y muerte.
A veces uno duerme en la calle
de la ciudad de Bardo del samsara.

Por mi parte, aspiro al reino de la realidad,
y con el bordado de inmaculada disciplina
adorno el vestido de la mente y el corazón puros.

La claridad mental es el sastre
que hace mis trajes en el molde de las tres yogas.
Los forros de mi saco son el arte
de unir los tres puntos claves.
Abrillanto las almohadillas de los hombros
con la magna luz que brilla al tiempo de la muerte.
Corto el dobladillo de la iluminación del Bardo
a la medida de los puros cuerpos mágicos.

Éste es mi saco, el saco de un yogui;
no deseo el tuyo.
¡Vete pues, joven benefactor, y sé alegre!

El joven replicó: "Reverendo, como no quieres aceptar mi saco
aunque tus ropas son bien delgadas, toma por favor este chaleco".
Y en seguida cantó para persuadirlo:

Gurú preciado, supremo ser,
en verano, bajo el Sol brillante
cuando se escucha el canto del cuco,
uno puede andar desnudo sin sentir frío.
Pero en invierno cuando brilla la Luna fría
y las tormentas enceguecedoras caen sobre las colinas,
los trajes de algodón o de seda son muy delgados
y el frío hiere feroz como una flecha.

Padre Jetsun, esta penalidad
es mucho para ti.
He aquí un chaleco gris verdoso
con dobladillo de piel marrón
y con su seda llamativa de cinco colores;
la tela es de fina calidad.
Te lo ofrezco,
por favor acéptalo y otórgame tu bendición.

Pero Milarepa no quiso tomarlo, arguyendo que tenía uno aún mejor,
y cantó:

Benefactor generoso, escúchame con atención.
Con la ceguera como guía
he vagado por senderos peligrosos;
golpeado por los vientos pasionales, ora cálidos, ora fríos,
calado fui por la lluvia del karma de retribución.
Agotado por estas penalidades,
ansiaba la Ciudad de la Libertad.

Con la tela del calor vital Ah Shea
está hecha la solapa de los cuatro chakras.
Mi sastre es la mente-prana interior
que calienta el Tig Le y lo hace fluir;
la experiencia de inmersión en el vacío gozoso
es la aguja que he usado para coser.
El calor vital innato es el traje.
¡Ahora para mí es lo mismo verano que invierno!

Aunque tus trajes de lana son bellos,
mi camisa de algodón es más liviana y me da comodidad;
querido benefactor, no quiero tus trajes;
ahora debes irte a casa.

El joven replicó: "Aunque no aceptes mi saco, debes estar ya
cansado por tan larga práctica de meditación. Sé amable y
acepta mi turbante, el cual podrás cambiar por algo de carne
que nutra y sustente tu cuerpo". Y cantó:

Yogui preciado, tú, supremo ser,
disgustado con el samsara, has anhelado con ansia
la liberación de la rueda de nacimiento y muerte.
Has meditado largamente
y has practicado tus devociones.

Por ello alguna vez sentirás frío.
¡Mi magnífico tocado
es la maravilla de la India!
Su armazón de metal precioso fue hecho
por un artesano diestro.
Esta recubierto con piel de cocodrilo y de buitre,
y orlado con plumas de los más bellos pájaros.
Su precio iguala al de un yak grande.
Te lo ofrezco a ti, Buda Nirmanakaya.
Puedes cambiarlo por mucha carne
para tu alimento y bienestar.
Te seguiré verano e invierno
y te ofreceré mis homenajes.

Pero Milarepa tampoco aceptó esta oferta. En lugar de ello cantó:

¡Mi querido joven,
no pierdas la cabeza!
Sigo el gran linaje de Naropa,
quien ha dominado por completo el
arte de las causalidades cósmicas.
Maestro de prácticas profundas,
no temo al elemento aire interno
ni dependo de carne de halcón.
Me siento contento y alegre con el viento penetrante.

Sobre la corona de mi cabeza
hay una joya tan espléndida como el Sol y la Luna,
en la cual se sienta mi gurú Marpa el Traductor.
La joya está adornada con ornamentos de huesos humanos.
Él es el Buda de la transformación corporal,
gema que satisface todo deseo.
Si lo ves con ojos de veneración,
¡verás que es el Buda Dorje Chang!
Te guardará por siempre, como a un hijo.
Este raro turbante es mi adorno secreto.
El sublime gurú que está sobre mi cabeza es muy bello.
Querido muchacho, no quiero un turbante;
¡parte ya con el corazón contento!

El joven pensó: "Este reverendo lama no acepta ninguno de mis
regalos; tal vez los considera insignificantes". Entonces desató
la cadena de la joya que llevaba al cuello, la cual era una fina
pieza de jade, y cantó:

Preciado gurú, ser supremo,
te esfuerzas en la devoción sin apego en tu corazón.
¡Para ti todas las cosas materiales son sólo ilusión!
No tienes deseos de bienes ni riqueza.
En mí ha surgido una profunda fe hacia ti.

Es vergonzoso dar de mala gana los tesoros de nuestro padre;
la gente nos despreciaría desde el fondo de su corazón;
podría uno tornarse un fantasma miserable.
Por lo tanto, ruego a Vuestra Reverencia
no rechazar este jade.
Este jade blanco translúcido con seis caras
relumbra brillante como una chispeante luz.
La suave piel de venado y la roja amapola
hacen el conjunto aún más elegante.
Con este jade nunca serás pobre.
Te lo ofrezco como ornamento para tu cuello.
Por favor, otórgame tu gracia
y concédeme las enseñanzas del Buda.

Y ofreció el joven la joya al Jetsun, pero Milarepa tampoco
quiso aceptarla diciendo: "No necesito tu jade; tengo una joya
que es mucho más preciosa. Escucha mi canto":

Escucha, mi querido benefactor,
tú, el que tiene un buen padre.
Yo, el yogui, ando errante
a lo ancho y a lo largo de todas las regiones.
Mendigo el alimento por calles y puertas.
No siento gula por la buena comida
ni añoro posesiones.
No hay término a la codicia humana. Ni atesorando inmensas
riquezas logra uno el contento. No te envidio ni a ti ni a tus
tesoros.

El mayor tesoro es la alegría en mi corazón;
mi riqueza son las enseñanzas de la estirpe susurrada;
mi ornamento es devoción al dharma.
Me engalano con la retención de la atención;
mi entretención es la yoga de los cuatro periodos;
mi adoración es el conocimiento mental grande y pequeño.
No necesito tu pendiente de jade.
Querido muchacho, ten ánimo alegre y sigue tu camino.

El joven pensó: "Esto me pasa porque soy un gran pecador.
¿Acaso por eso Su Reverencia no me concede su gracia?"
Dijo a Milarepa: "Es natural que un ser tan superior corno tú no
desee estas posesiones ilusorias. Te ofrezco ahora mis tres
compañeros.De ahora en adelante nunca portaré espada ni mataré a
ninguna criatura sensible. Te ruego me otorgues la ordenación.
¡Ruego me protejas con tu gracia compasiva!" Así diciendo, desató su zurrón y cantó:

Oh lama supremo y compasivo,
siempre he visto al enemigo como tal
y nunca perdí de vista a mis rivales.
De la derecha, desato mi aljaba de madera;
de la izquierda, tomo mi arco ornado,
¡y de la cintura mi afilada espada,
con la cual desilusiono a todos mis enemigos!
Con estas tres cosas a mi lado
soy como un bandido impío.
Cuando aparezco ante mis enemigos
sus corazones tiemblan y se estremecen sus cuerpos.
¡Como yaks espantados, huyen!
Pensando en ellos y en mis fechorías,
siento remordimiento y pesar.
Hoy te ofrezco mis tres compañeros.
Observaré estrictamente los preceptos
y te seguiré doquiera vayas.

Pero Milarepa siguió inexorable, y le dijo:
"No creo que pue­das guardar tu voto. Ni necesito tus tres compañeros porque los míos son mejores. Escucha ahora mi canto":

Escúchame, intrépido luchador.
Los cinco venenos hostiles corren salvajes
por la tierra de los pensamientos malignos.
¡Quien no renuncia al combate "de suma importancia"
será apresado y perderá su oportunidad de ser libre!
Batallas y ejércitos no son para el yogui.

El mundo exterior es mi aljaba,
la autoiluminación interior de desapego
es mi vaina de piel de leopardo.
Mi arma es la espada de la gran sabiduría.

Mi soga es el sendero de dos en uno;
mi guardaespaldas es el mérito de la meditación.
Éstos son mis sentidos internos ocultos.

Sobre la cuerda del arco del vacío último innato
coloco con firmeza la muesca del corazón-bodhi;
disparo al ejército de los cinco venenos
la flecha de las cuatro infinitudes
No hay duda de que ganaré la batalla;
destruiré a los enemigos hostiles llenos de deseo.

Éste es mi modo, el modo de conquistar de un yogui.
No tengo interés en tus regalos.
Joven benefactor, siéntete animoso y vete.

El joven dijo: "¡Reverendo señor! Aunque no aceptes mi ofrenda
de los tres compañeros, debo recibir tu bendición. Por lo tanto,
te ruego aceptes mi cinto y mi cuchillo". Y cantó así:

Tú, yogui, que eres el Buda viviente,
a pesar de que muchos conocen el dharma,
pocos pueden practicarlo.
Es difícil encontrar uno entre cien
que pueda dar prueba de su realización.
No pediré la enseñanza a ningún otro,
aunque él conociera un mundo de dharma.
Sólo a ti, el Buda viviente, el padre Repa.
Tus enseñanzas surgen de un trabajo duro
y es por ello que ya no oso preguntar sin pagar antes.

En el centro de Nepal fluye un río tempestuoso
que tiene a su derredor nubes como pilares.
En la cascada de este torrente impetuoso
fue hecha con ornamentos de plata esta vaina que
cuelga de mi cinto de cordeles de oro y plata.
¡Todo mi cuerpo relumbra cuando los llevo puestos!
Te ofrezco ahora este cuchillo y este cinto.
Luego te preguntaré por las enseñanzas.

El joven entregó a Milarepa su cinto y su cuchillo.
El Jetsun dijo: "De momento no puedo darte enseñanza ni
instrucciones; tam­poco quiero tus regalos. Tengo un cinto mejor
que el tuyo. Escucha mi canto":

¡Escúchame, joven ingenioso!
Del techo de mi choza en la montaña nevada
fluye la quintaesencia de leche y néctar.
Aunque no es de oro y joyas,
no la vertería en jarro de barro.

¡Alrededor de la cintura de este hombre pobre de fuerte voluntad
está atado el cinto de algodón de la devoción apasionada!
Ausencia de pretensión e hipocresía
es el modelo de mi cinto.
Sabiduría brillante es mi cuchillo;
su vaina, la confianza en las tres medidas.
Fe y diligencia en el dharma es mi cordel de oro y plata.
La belleza del dharma es la gloria sobre todo.

Que me castiguen las diosas
si en el pasado he pedido riquezas o dinero
por mi enseñanza.
Tampoco ahora lo haré.
Querido joven, puedes irte a casa;
no quiero tus regalos.

El joven dijo nuevamente a Milarepa: "¡Reverendo Señor!
Cier­tamente no tienes el menor deseo de riquezas ni bienes.
Pienso que, sin embargo, no pondrás reparo en aceptar un templo
en un lugar apacible donde podrás morar". Así diciendo cantó:

Eres un verdadero yogui, un trabajador ascético,
que está fastidiado de las cosas mundanas
y es indiferente al mundo.
¡Renunciaste a tu tierra nativa y te fuiste lejos!
Sin destino en mente, vagas por doquiera.
Aunque para ti dé igual una cosa u otra, un hogar permanente
ayudará tu inspiración.
Busquemos un buen sitio en las colinas para construir un templo,
¡hagamos las columnas inmaculadas y altas!
Colgando sobre esas columnas, brillarán el Sol y la Luna.
Sobre el amplio piso del templo dibujaremos una mandala con piedras
de colores.
Plantaremos flores por todas partes
y cavaremos un profundo foso alrededor.
Los ornamentos Ka Be [45] serán de madera,
y una pagoda con ocho adornos hará más hermoso el lugar.
Allí estará una capilla para el culto y habrá gran reverencia.
Por favor, acéptalo como tu morada.
¡Así tendrás por fin una morada confortable!

Pero Milarepa tampoco quiso aceptar esta oferta.
Dijo: "No deseo estar en ningún templo ni quiero hacerlo mi hogar.
Tampoco sé nada de cómo agradar a las personas. Escucha ahora":

¿Ignoras, mi confundido mozalbete,
que este mundo es transitorio e irreal?
Cuando llegues ante el rey de la muerte
tu dinero de hombre rico no valdrá nada;
allí tu riqueza no podrá chantajear;
allí no hallarás dónde blandir la espada de hombre fuerte,
ni habrá lugar para danzar o pavonearse.
Tu carne será como polvo.

Porque temo que cosas como éstas me puedan suceder,
me encierro en un lugar de estricta austeridad.

El templo donde moro es la mente interior innata;
el ornamento Ka Be es el prana constante;
erijo los pilares de lo real
sobre el basamento de la inmutabilidad.
Sol y Luna son la yoga de elevarse y perfeccionarse.

Sobre el suelo del calor de dhyana
dibujo el mandala de la observación clara.
¡La experiencia del gozo, de la iluminación y del vacío mental
son las bellas flores de mi jardín!
Rodeando la pagoda de las diez virtudes
está el foso profundo del Vacío.
Éste es mi templo, el de un yogui;
no necesito el tuyo.
¡Mi joven benefactor, siéntete animoso y vete!

El joven dijo a Milarepa: "Reverendo señor, a pesar de que no
quieras el templo, ten en cuenta que este débil cuerpo humano
está sujeto a enfermedades. Tengo una hermana muy capaz, que
tiene mucha fe en el dharma. Me gustaría ofrecértela como tu
sierva Jomo. Por favor, no la desdeñes, acepta esta ofrenda".
Y cantó así:

Reverendo yogui que perseveras en la ermita,
aunque te hayas dado cuenta plena de los defectos
de las mujeres y no tengas deseo carnal,
este frágil cuerpo humano puede enfermarse
y por eso uno siempre necesita de una compañía solícita.

Te ofrezco a mi única hermana,
amada por sus tres hermanos.
Procede de linaje poco común:
su padre y su madre son de noble estirpe;
es heredera de regia tradición.
No la confundas considerándola de cepa común;
entre la multitud es la que roba los corazones.
Radiante como un arco iris, es más hermosa que los ángeles.
Los trajes de algodón se ven en ella como de seda fina.
Joyas y oro adornan su cabeza;
gemas relucientes y collares de perlas
no pueden opacar su belleza radiante.
Difícil de pintar es su garbo y su encanto.
Sus pretendientes han sido muchos,
pero a ninguno hemos dado nuestro consentimiento.
Hoy, te la ofrezco a ti, Buda Nirmanakaya.
Te ruego no desdeñes mi ofrenda.

Pero Milarepa no quiso aceptar. Dijo: "No hablemos como locos.
Ya he renunciado a los lazos familiares.
No estoy interesado en una mujer apegada al ego.
La llamada fe de la gente común es inestable y sujeta a cambio.
Soy un viejo mendigo sin familia ni parientes. Si me la dieras,
la gente se reiría de ti. Después de todo te arrepentirías de
haberlo hecho. No tengo ningún deseo de llegar a ser tu cuñado.
Tengo una consorte que es mucho mejor que tu hermana. Escucha":

En general, joven señor,
las mujeres son la causa de la lujuria y del apego.
Una mujer calificada para la iluminación es ciertamente muy rara.
Tener compañía angélica en el sendero bodhi
es un prodigio y una maravilla,
aunque tú mismo lo hayas exagerado un poco.
Por eso es que la práctica mudra es tan dura.

Mi mujer maravillosa, libre de lujuria, es Sunyata.
En su rostro hay compasión
y bondad en su sonrisa.
Sus trajes son los elementos rojo y blanco;
sus ornamentos de seda son la unidad de dos en uno.
Su ceñidor es la acción indiscriminadora
y sus adornos son los cuatro gozos.
Su collar hace que todas las cosas se perciban como una.
Es una mujer encantadora.
¡Su origen es la realización de la verdad!
Ésta es mi esposa, la consorte del yogui.
No tengo interés en tus mujeres samsáricas.
¡Joven benefactor, ya es tiempo de que te vayas!

Sabiendo que Milarepa no iba a aceptar su ofrecimiento,
el joven dijo: "Aunque para tu mente iluminada no hay cosa
tal como ver­güenza o deshonra, para ser benévolo y evitar
posible escándalo entre la gente, te ofrezco con toda sinceridad
estos pantalones. Por favor acéptalos". Y cantó así:

Tú yogui, tú que nada tienes que ocultar,
sino sigues el sendero tántrico
viviendo desnudo en las montañas,
tu pene joyante, descubierto tan abiertamente,
puede ser visto por todos a cualquier hora.

Aunque estás libre de cualquier idea de pena o vergüenza,
nosotros, hombres mundanos, nos avergonzamos
de exhibiciones indecentes.
Aun el Buda perfecto, el Ser plenamente iluminado
sigue discretamente las costumbres mundanas.

Estos pantalones son de mi propio uso;
están hechos de la mejor lana
hilada por mi madre y mi hermana.
Mi noble esposa tejió la tela de lana,
la hija del vecino la tiñó para mí,
y mi amable tío la cosió.

Con estos vestidos cubrimos las partes pudendas.
A ti te ofrezco, pues, estos pantalones.
Te ruego que no vuelvas a decir:
"Yo no los necesito".

Milarepa replicó: "¡Querido joven, parece que nada conoces
acerca de la vergüenza! Mis órganos cuelgan con toda naturalidad.
Nada chistoso hay al respecto; ¿por qué, pues, te ríes?
Al principio, salí desnudo del vientre de mi madre. Cuando llegue
la muerte, dejaré el cuerpo sin cubrirlo. Y por eso ahora nada
tengo que ha­cer acerca de ello. Tampoco me preocupo por saber
algo sobre esa mentada «vergüenza» inventada por ustedes.
Escucha ahora":

¿Por qué, mi querido mozuelo,
han de ser vergonzosas las cosas irreprochables?
Esto es simplemente el órgano masculino de nacimiento natural.
No puedo entender esa mentada "vergüenza" de ustedes.
De las cosas que de veras avergüenzan sí que son ignorantes.

Cuando ven el pecado, el mal y los actos mezquinos
no se avergüenzan de ellos.
Deja decirte cómo guardo el respeto a mí mismo:

Mi lana fina es el corazón-bodhi puro,
con el cual hilo la urdimbre de las cuatro iniciaciones;
el traje que tejo es el sendero de liberación del samadhi;
el tinte que utilizo está hecho de virtudes y buenos deseos;
mi tío sastre es el sentido de una discreción meticulosa,
con la cual se hacen los pantalones del respeto propio.
Éstos son los pantalones que dignifican y dan altruismo,
¡por eso no necesito los tuyos!
¡Querido benefactor, ya puedes irte a casa!

El joven pensó: "Este gran hombre no aceptará nada de lo que
le ofrezca. Mejor averiguo dónde vive y hacia dónde va.
Trataré por todos los medios posibles de hacer que visite
mi tierra natal". Y dijo así: "Como no aceptas nada de lo que
te ofrezco, ven a mi tierra y dime también, por favor, dónde
vas ahora. Ha de haber algún destino en tu mente para que hayas
escogido esta ruta en particular. Por favor no me ocultes tu
intención, dime la verdad".
Milarepa replicó: "Hijo, nada tengo que ocultarte. Durante la
siega voy a Din Ri a pedir limosnas. Cuando la cosecha está
desgra­nada voy a Nya Non. En el invierno me quedo en los sitios
más remotos donde sólo habitan pájaros y marmotas". El joven pensó:
"Al cabo de unos días debo invitarlo a casa para que ruegue por
nosotros. Me encantaría que aceptara". Y cantó así:

Gurú inmaculado, transformación corporal del Buda,
dices que vas a Din Ri a pedir limosnas;
pero ése es lugar detestable que no tiene méritos.
Aunque arriba cuelga la vastedad del cielo,
¡a virtud de esas personas es tan pequeña
como un grano de mostaza.
¡Sus manos están tan apretadas corno las puertas
atrancadas del salón de congregación!
La harina vale más que oro.
Mil súplicas de limosnas son pérdida de tiempo;
la pobreza y el hambre se enseñorean en el lugar.

La tierra de Nya Non está llena de acechanzas,
es el paraíso de bandidos y asesinos.
Los leprosos son ahí multitud
y abundan eriales y cementerios.
Tan temible es ese país que uno no desearía
atravesarlo sin un centenar de amigos,
ni se aventuraría a dar tres pasos sin un guía.
Ese maldito lugar, Nya Non, es de la peor reputación.

La frontera nepalesa-tibetana es fría y alta,
tierra de nieve y ventisca tormentosa.
¡Sus pobladores son tan brutos como muías!
Fluyen sus ríos hacia el sur de Nepal,
donde los valles bajos vaporean de calor
y los peligrosos puentes de sogas
cuelgan por encima de las rocas.
En Nepal el calor y la enfermedad ponen en peligro la vida,
la gente del Sur habla una lengua diferente
y los árboles son rígidos como cadáveres.
Con todo mi corazón deseo que no vayas ahí;
por favor, pospón tu viaje.
Aunque no tomes mis regalos,
te ruego concedas mi deseo
y visites mi tierra por dos semanas.

Milarepa replicó: "Lo que no puedo tolerar por sobre todas las
cosas, es un benefactor arrogante. No estoy interesado en ir a
tu país. Y acerca de Nya Non y Din Ri, los conozco mejor que tú.
Escucha mi canto":

Tú, joven arrogante con intensos deseos,
escucha con fe mi canto.
Es difícil hallar un hombre inmaculado y de méritos,
difícil hallar el lugar donde residen los hombres virtuosos,
porque los tiempos han cambiado.

Soy un yogui que piensa y dice lo que siente,
pero nunca he propalado murmuraciones maliciosas.

Aunque la harina es muy estimada en Din Ri,
para mí no es difícil obtenerla.
Sin embargo, prefiero el sabor de los cinco néctares
y nunca me harto con manjares sabrosos.

Soy un yogui abandonado, que por alimento tomo
el samadhi interior de la indiscriminación.
Por eso el deseo de comer algo sabroso no me atrae.
En tiempos de hambre estoy alegre y tranquilo.

Aunque los senderos sean peligrosos y temibles,
mi oración al Uno Misericordioso no falla.
Los Tres Inmaculados son mi resguardo seguro y mi refugio;
las diosas de los tres lugares siempre serán mis guías.
Mi compañero inseparable es la mente-bodhi;
mis protectores son los guardianes de las ocho divisiones.

Como carezco de posesiones, no tengo enemigo.
Me reúno amigable y alegremente con los bandidos.
Aunque Nya Non pueda ser de mala reputación,
las personas ahí son cándidas e ingenuas.

Como en los viejos tiempos,
son honestos y francos,
despreocupados y alegres;
pero comen y beben con moderación;
cuidan las cosas a su modo
y así florecen bosques y valles.

Respecto a mí, no me interesa la riqueza mundana;
tampoco me atraen la comida ni la bebida.
Contento, no me preocupo de holgazanear ni divertirme;
cuando medito, mi samadhi es profundo.

Por eso voy a Nya Non.
Como he dominado el arte del fuego de Dumo,
no temo frío ni calor;
alegre y tranquilamente veo caer la nieve.

Ya hoy no hallo razón para demorar el viaje,
pero no iré a tu tierra;
detesto los benefactores orgullosos y altaneros.
¿Cómo puedo congraciarme con lo que desconozco?
Sube a tu caballo, que se hace tarde.
Mi querido y satisfecho joven,
es tiempo de que te vayas;
que tu salud sea buena y larga tu vida.

Después de oír este canto de rechazo, el joven se sintió afligido
y disgustado. Y dijo: "Reverendo Señor, sea lo que fuere que te
ofrezco, tú no lo aceptas. Sea cual fuere la instrucción que te
pido, tú no me la otorgas. Me doy cuenta de que soy muy pecador.
Juro que no iré a ninguna parte y que aquí mismo me mataré ante
tu propia vista". Así diciendo, sacó su cuchillo tan filoso como
navaja de afei­tar, y presionando con la punta su corazón, cantó así:

Escúchame, reverendo yogui,
en esta mañana auspiciosa, mientras galopaba por mi camino,
vi a un hombre desnudo reposando junto al arroyo plateado.

Me dije: "¿Será un yogui loco
o un bromista imprudente?
Al exhibir sin vergüenza su cuerpo desnudo,
¡ha de ser un tonto fuera de sus cabales!"

Por lo tanto, lo que en mí surgió no fue fe, sino desdén;
rechacé toda idea de hacerte compañía, y seguí solo.
Tú, reverendo, estás bien enterado de esto.
Y si hice mal, ahora con pesar me arrepiento.

Cuando cruzabas el río azul
para posarte en la otra orilla,
te vi volar sobre el agua
como un águila en los cielos.
Remontándote como viento en el espacio,
te vi volar.
Desplegando tus milagrosos poderes,
te vi planear sobre el río Tsang
y alcanzar la otra orilla.
Yo estaba atónito y regocijado
de ver persona tan realizada.
Orgulloso y feliz como soy, surgió en mí la vanidad:
pensé que yo era persona bien dotada,
con pocos obstáculos y pocos pensamientos envidadores;
pensé que era buen receptáculo para el dharma;
pensé que era persona virtuosa y señalada
con grandes méritos y deseos puros.

Desde el día en que nací
nunca había sido tan feliz como hoy.
Tú no tienes el menor interés en
riqueza, propiedades y comodidades
que te he ofrecido.
Nunca había oído hablar de un yogui como tú en el Tíbet;
nunca había encontrado un budista tan perfecto,
tan maravilloso y extraordinario.

En este auspicioso día de mi peregrinar,
¡hago ofrendas e imploro en todas las formas posibles!
Así tan magnífico y extraordinario como eres tú,
no has prestado atención a lo que he dicho.
Siento que soy muy ignorante y digno de compasión;
entiendo que soy estúpido y sin mérito alguno;
estoy terriblemente confuso y descorazonado.
Con sentimiento de frustración, he perdido mi ruta.
¡Empiezo a creer que no tengo capacidad para el dharma!,
¿pues qué sentido o utilidad tendría
la oportunidad de encontrar a un Buda,
si de él no se recibe ni un discurso?
¿Cómo podría uno reunirse con sus paisanos
sin decirles nada?
¡Mejor que regresar con esta vergüenza
es terminar de una vez frente a ti!
Todo está sujeto a morir a su tiempo;
ahora para mí es mejor morir,
morir ante santo tan realizado
cuando mi corazón rebosa de dharma.
¡Oh, reverendo Jetsun totalmente realizado!
Después de escuchar la triste historia de este pobre mozo,
sabrás, con tu mente omnisciente, qué decir.

Al oír esta sincera oración, Milarepa pensó: "En verdad que
tiene gran honradez y sinceridad. Debe haber un voto mutuo
entre nosotros. La profecía que la diosa me hizo en sueños parece
llegar a cumplimiento. Debo, pues, aceptarlo". Y entonces cantó:

¡Escúchame, benefactor querido!
Tienes celosa aspiración de actos virtuosos.
Debes ser hombre de poco pecado o de poco karma maligno.

Como tienes intenso anhelo al solicitar de mí el dharma,
¡haz de tener ciertamente poca vanidad y poco orgullo!

Diligente y entusiasta,
no puedes ser perezoso.
Como has hecho ofrendas generosas,
no puedes ser mezquino o codicioso.

Tu inteligencia y simpatía son convenientes;
tienes, pues, poca ignorancia y escaso odio.

Como me rindes homenaje y respeto,
debiste en vidas previas
estar relacionado estrechamente con el dharma.

En esta mañana auspiciosa, yo, el
vagabundo de Gung Tang,
y tú, el joven del bajo Jhal Khrum,
nos hemos encontrado en la ribera de este río azul.
Parece que nuestra esperanza de pasadas vidas
arregló este encuentro;
era destino nuestro encontrarnos ante el "Arroyo de Plata".
Debes ser uno cuyo karma es sin tacha,
uno que ha despertado de los pensamientos habituales
propios del almacén de la conciencia.

Joven benefactor, entono este canto auspicioso para ti.
Como has oído ya enseñanzas genuinas,
¿ahora estás interesado en practicar el dharma?

Si en tu corazón ha surgido la fe,
si no prestas atención a ganancias mundanas,
si realmente deseas seguirme,
sabe que la parentela es plan del diablo
para obstaculizar el dharma;
no pienses en ellos como reales, sino rompe
tu apego hacia ellos.

Dinero y placeres son los mensajeros del diablo;
es pernicioso asociarse a ellos.
Renuncia a ellos y a todas las cosas que te aten.

La soga del diablo es el deleitarse en los placeres;
piensa en la muerte para que venzas tus deseos.
Los compañeros jóvenes son la trampa tentadora del diablo;
sabiendo que son ilusorios, obsérvalos atentamente.

Nuestra tierra nativa es la mazmorra del diablo;
prisionero de ella,
será difícil alcanzar la liberación.
Trata de escapar en seguida;
deja todo a un lado y lucha por el dharma.
¡Sólo mediante la acción instantánea podrás tener éxito!

Con el tiempo decaerá tu cuerpo engañoso.
Es mejor que ahora te asocies con el dharma.

El pájaro veloz de tu mente volará a cualquier lado;
¡es mejor que ahora aletees camino al cielo!

Si crees y sigues lo que te he dicho,
serás receptáculo augusto del dharma.
Recibirás bendiciones e instrucciones;
la profunda enseñanza del lenguaje susurrado
también te será impartida.

¡Hijo mío! Éste es el inicio de tu jornada
en el sendero bodhi.
Aun yo, el yogui, me regocijo ante el hecho.
¡También tú, joven, debes estar contento y alegre!

El joven estaba indescriptiblemente feliz cuando escuchó
este canto. Con gran excitación se inclinó a los pies del
Jetsun, haciendo muchas reverencias y circunvalándolo muchas
veces. Luego hizo voto de regresar, y partió.
Cuatro meses después, estando Milarepa en Manlun Chubar de Drin,
llegó de visita el joven con su sobrino. El tío ofrendó una pieza
de inmaculado jade y el sobrino la mitad de una onza de oro; pero
el Jetsun no aceptó los regalos.
Por ese tiempo, el traductor Bhari estaba construyendo una es­tupa
del Tsudor Namjhal Buddha en Drin, por lo que Milarepa les dijo:
"Para mí no es necesario aceptar vuestras ofrendas, denlas a Bhari
el Traductor y pídanle que los inicie. La instrucción Pith, se las
daré yo mismo".
De acuerdo con esto, ellos se fueron con Bhari el Traductor
pi­diéndole que les impartiera en su totalidad la iniciación de
Dem Chog. Así pues, Bhari les otorgó las enseñanzas externas de
Tsudor Namjhal, la práctica Me Ru Sinha para prolongar la vida y
las enseñanzas del Buda del cumplimiento. También les dio las
ense­ñanzas internas de Dem Chog, es decir, la práctica de las
siete pa­labras, las instrucciones de la diosa símbolo del gurú y
la práctica de la meditación de la diosa Kurukulla. Después de lo
cual ellos lo acompañaron al monasterio Sajya.
Luego el mozo regresó con Milarepa y vivió con él durante cinco años.
Del Jetsun obtuvo la enseñanza de los renombrados seis yogas de
Naropa y las enseñanzas del Mahamudra transmitidas por el gran
Maestro Medripa. Como practicó diligentemente estas enseñanzas,
Milarepa también le impartió toda la instrucción medular.
Inicialmente el joven fue llamado Dharma Wonshu [60] y luego,
Milarepa le dio el nombre de Repa Shiwa Aui (el vestido de algodón
luz de paz). Él era muy sensual antes de entrar a la religión; pero
luego, gracias a su devoción, renunció al mundo. Hizo votos ante
Milarepa de que por el resto de su vida nunca más usaría zapatos
de cuero, ni más que una prenda de vestir de algodón, así como de
que ya no regresaría nunca más a su tierra nativa, ni reservaría provisiones para más de dos días. Con gran diligencia se absorbió
a sí mismo en sus devociones y finalmente obtuvo buenas experiencias. Milarepa estaba encantado con sus progresos, y cantó:

Me inclino ante todos los gurús.
Grande es la bendición
de los gurús misericordiosos
del linaje práctico; [61]
¡magníficas y poderosas son las instrucciones claves
de Marpa y Mila!
Tú, Shiwa Aui, eres perseverante
y trabajas con tesón;
mediante la gracia de las Dakinis
has alcanzado buen entendimiento.
Hijo querido, si deseas consumar tu meditación, refrena el chisme y
la charla vana; no pienses en las nobles glorias del pasado;
permanece en el valle adonde ningún hombre viene;
guárdate de malas compañías y examínate a ti mismo:
no anheles ser un gurú;
sé humilde y practica diligentemente;
nunca esperes alcanzar rápidamente la iluminación,
sino medita hasta morir.
Olvida palabras y estudios,
practica las instrucciones claves.
Si de veras quieres beneficiarte,
concéntrate en tu devoción.

Shiwa Aui replicó: "Justamente has dicho que quien mucho aprende
y no practica está propenso a apartarse y salir fuera. Te ruego me expliques esto un poco más".
Milarepa contestó: "Con eso quiero decir que hay un peligro en
el apego por los asuntos mundanos de esta vida, cuando uno no ha renunciado del todo a ellos. Otro peligro es que esa persona
pierda el punto clave de la práctica. En la enseñanza de la
«línea Marpa» no tenemos estos errores o peligros porque nunca
prestamos aten­ción ni al mundo ni a las charlas. En lo que hacemos hincapié es en la práctica verdadera. Escucha mi Canto de los
Peligros y Falacias":

Reverencia a los sagrados gurús.

Escucha aquellas palabras elevadas y esa pomposa plática,
mira aquellos charlatanes empeñados
en argumentos fervientes.

Cuando hablan parece que quieren asustarte,
cuando duermen parecen dormitar pomposamente,
cuando caminan lo hacen como arrogantes mongoles,
peligros y obstáculos los circundan.

Los tres reinos y las seis regiones están expuestos
para siempre a deseos que conducen a las criaturas
sensibles al peligro.

Hay siete peligros de los que te debes cuidar:
caer en la beatífica paz Hinayana,
utilizar tus conocimientos budistas
para conseguir alimento,
inflarte con orgullo de sacerdote,
caer en la locura yóguica,
entregarle a los discursos huecos,
caer en la trampa de la nada.
Así la ignorancia es causa de falacias y peligros.

La enseñanza del linaje susurrado
es el aliento de las Dakinis.
No dudes nunca de esta verdad, pero si lo haces,
recuerda que la duda ocurre
por influencia del demonio.

Shiwa Aui, ¿cómo podrás alguna vez errar el camino
si estás junto a mí, el vestido de algodón?

Deja ya tus dudas y medita;
quien confía en la verdadera enseñanza
nunca errará el camino.

No pienses ya, hijo mío, en conocimiento de palabras sin
sentido,sino concéntrate en tus devociones y pronto alcanzarás
la gran realización.

Por lo tanto, Shiwa Aui abandonó su búsqueda del conocimiento
de palabras y se concentró en su devoción sin pensar para nada
en ropa o comida.
Un día se presentó ante Shiwa Aui un amigo. Al ver su cuerpo
en­juto por la falta de comida y de ropa, malentendiendo lo que
veía, sintió piedad por él y le dijo: "Dharma Wonshu, eras una alegre chispa de una familia rica, pero ahora te ves viejo y pobre sin ropa
ni alimentos. ¡Qué pena!, ¡qué pena!" Shiwa Aui contestó:

¡Oh padre mío gurú, el Jetsun, el real Buda,
campo de ofrendas para mis padres!
Hermanos, hermanas y toda parentela
da origen al samsara;
pero ahora yo he renunciado a ellos.
El Jetsun es mi compañero y camarada único en el dharma;
él solo es la fuente de la enseñanza del Buda;
con él, el Buda real, permanezco en soledad.

Un grupo de tres o cuatro conduce sólo a charlas huecas;
para evitar eso permanezco en soledad.

Libros y comentarios sólo acarrean orgullo, pero el Buda auténtico
da en una sentencia la instrucción medular.
Por eso he renunciado a todo libro y comentario
confiando en la inequívoca instrucción Pith.

El templo del ermitaño es un lugar cercano al Buda,
donde practico actos virtuosos y acumulo méritos.

Mientras más tiene uno, más desea;
por eso renuncié a mi hogar y dejé mi tierra nativa.

El país que no tiene cerco fronterizo es
el lugar cercano al Buda,
donde el creyente puede practicar actos virtuosos.

Socios y sirvientes causan ansiedad y apego;
por eso he renunciado a ellos para siempre.

En el hombre surgió una gran fe después de escuchar el canto de
su antiguo amigo; por eso le ofreció muchas cosas buenas. Milarepa
se regocijó con este incidente.
Desde ese día en adelante Shiwa Aui sirvió a Milarepa hasta que su
gurú entró al nirvana. Durante el curso de su vida aprendió las
enseñanzas completas de Milarepa, y así evitó errar el camino en
sus experiencias y comprensión durante la meditación.
El sobrino, conocido como el tonto y poderoso Sang Jye Jhab, no
actuó como buen Repa. Construyó un templo pequeño en las afueras
de Nya Non, con lo cual el Jetsun se sintió ligeramente disgustado.
Después del nirvana de Milarepa, Shiwa Aui se fue a practicar
meditación a la cueva de Man Chu en el Valle de Goh de Padru.
Al final obtuvo la perfecta iluminación y méritos del sendero.
Obtuvo el logro-de-la-liberación-de-obstáculos y por eso fue capaz
de pasar a través de las rocas de la cueva a la tierra pura de las
diosas en esta vida.

Ésta es la historia del encuentro de Milarepa y su discípulo, el vestido de algodón, Shiwa Aui, en el "Arroyo de Plata".


CANTO DEL CAYADO

Reverencia a todos los gurús

La única posesión del Jetsun Milarepa, después de haber re­nunciado
a todas sus pertenencias mundanas y a las cosas ma­teriales, era un
cayado de caña. Un día, llevando su cayado, Milarepa se fue a pedir limosnas con su discípulo Sevan Repa hasta el valle de Jen. Llegaron
a una rústica casa que se levantaba cerca del río. A excepción de una anciana no había allí ni un alma viviente. Milarepa le pidió limosna,
pero ella dijo: "Soy una anciana que carece de un centavo; pero al
otro lado del campo vive un hombre rico de nombre Shang Chub Bar,
quien está trabajando en su ha­cienda. Vayan allá, pídanle a él y
sus deseos serán satisfechos".
Cuando llegaron a la casa del acaudalado hombre vieron a éste
escogiendo la semilla para sembrar. Milarepa le dijo: "Querido patrón,
nos han dicho que eres rico y venimos aquí por limosna". El hombre contestó: "Es grato ofrecerles limosna; pero, si real­mente eres un
yogui, comprenderás sin duda el sentido simbólico de las cosas y por
lo tanto serás capaz de predicar un sermón ejemplar. Ahora, por favor, utiliza mi hacienda como parábola y entona un canto de prédica".
Entonces el Jetsun y Sevan cantaron al unísono:

Oh mi arrogante y orgulloso benefactor,
escúchame, rico hombre de Ngan Tson.

En este mes de primavera los aldeanos
del Tíbet están ocupados en sus granjas.
Yo, el yogui, también siembro.

Sobre los malos campos del deseo,
esparzo el fertilizante de la práctica preparatoria;
abono el campo con el estiércol de los cinco néctares;
siembro la semilla de la mente sin confusión,
y la echo junto con el pensamiento que discierne.
Aro con los bueyes de la no-dualidad
que van atados al arado de la sabiduría;
el mecate de la nariz es la observancia de los preceptos
y la cincha es el esfuerzo de la no distracción.
El látigo es diligencia y las bridas son destreza.
Con estos instrumentos y esfuerzos brota el botón del bodhi;
cumplida la estación, mis frutos madurarán.
Tú eres un granjero que cosecha cada año;
yo cultivo para la eternidad.
Cuando cosechas, estás orgulloso y alegre.
Al final, ¿cuál de nosotros estará más feliz?

Como alegoría he predicado este canto de la siembra.
Aunque eres orgulloso y arrogante, conténtate y alégrate,
acumula méritos para tu propio beneficio
haciendo muchas ofrendas.

El hombre contradijo: "Querido yogui, veo que traes un cayado
en tu mano. ¿Qué significado tiene? ¿Es una distracción, como
un juguete para un niño, o es el apoyo de un lunático? Dime,
por favor, ¿para qué es?". Entonces Milarepa cantó:

¡Escucha; querido protector inquisitivo!
¿Sabes quién soy?
Soy el yogui Milarepa,
que sigue en el sendero del ascetismo;
soy un yogui grande en fortaleza y perseverancia,
el cual no tiene limitaciones.

El cayado en mi mano
crecía en el hueco de una roca.
Fue cortado con una hoz y se tornó
compañero de varones salvajes.

Viene de Nepal, del Sur;
y de él cuelgo los sutras mahayanas;
lo traigo al mercado;
me lo regaló un seguidor ferviente.
Esta es la historia de mi bastón.
Si no entiendes su significado,
escúchame con atención:

Su firme base, cortada cerca de la raíz,
simboliza "cortado" del samsara.
Su delgado final, cortado muy cerca de lo alto,
simboliza la siega de toda duda y confusión.
Tiene dos cubitos de largo que representan
las cualidades gemelas de un budista.

En cuanto a su buena calidad y flexibilidad, es como
la esencia original de la mente buena y sonora.
El barniz, de un agradable marrón, es como
la gran armonía de la "naturaleza original de la mente".

Recto y dócil, es el símbolo de
la práctica y la devoción sin error.

Las ranuras delgadas que ves indican
la perfección del sendero bodhi,
los cuatro segmentos de la caña
son los cuatro deseos infinitos,
los tres nudos simbolizan los tres cuerpos del Buda.
Nunca le cambia el color. Eso significa
la realidad inmutable del Principio base.
Su cabeza, curvada y recubierta, señala
que la naturaleza de lo real está "más allá del juego de palabras";
su apariencia blanca y brillante es como
el dharmakaya inmaculado y puro.

Los agujeros simbolizan la naturaleza vacía de todos los seres,
los puntos o lunares son símbolo del solo Tig Le.
Las dispersas manchas negras quieren decir
que un yogui tibetano y sus discípulos
tienen escasos pensamientos que los disturben.

Ésta, la más excelente de las cañas, semeja
mi devoción y práctica en acatamiento al dharma.
Su elegancia y encanto son como
la sinceridad y la fe de mis discípulos.

El casquillo de hierro en la punta significa
la perseverancia del yogui en la ermita.
El asa recubierta de cobre es
el dominio y la atracción sobre las dakinis.

La uña sujeta a la punta equivale
a la bravía diligencia de los yoguis;
el anillo de bronce que le cuelga es la representación
del aumento de méritos internos.

El ornamento de Sha fíram que pende
es la flexible comprensión del yogui.
Los dos cordeles entretejidos representan
la entrada del doble camino en uno solo,
los entreverados lazos de madre e hijo,
el encuentro con la madre de los tres cuerpos.

Los ornamentos de hueso que cuelgan del cayado
significan los muchos viajes para el yogui.
El pedernal y el fuelle significan
que todo lo que vea y encuentre
será amigo del yogui.

La concha blanca pendiente del cayado,
me dice que debo dar la vuelta a la rueda del dharma.
La banderola de cuero simboliza
la actitud del yogui que no teme ni se avergüenza.

El espejo que cuelga del cayado
es la iluminación que brilla dentro.
El afilado cuchillo indica
que la pena de las pasiones será cortada.
El cristal de roca equivale
a la purificación de los corrompidos pensamientos habituales.

La cadena de marfil, colgante del cayado,
es la cadena del respeto entre gurú y discípulo.
El juego de campanas simboliza mi gran reputación;
los cordones rojiblancos de lana,
que numerosos serán mis discípulos.

El hermoso cayado que sostengo
es medio y símbolo del triunfo sobre los seres demoníacos.
Patrón, has preguntado por el significado de este cayado,
lo cual prueba que tienes sinceridad y fe.
Este encuentro testimonia
nuestros deseos puros acumulados en vidas pasadas.

Para los humanos y los devas, los cuales conciben todo símbolo,
he cantado este "canto del cayado blanco".
Reverencia y aprecia su enseñanza del dharma.
Querido patrón, espero que practiques el dharma
y obtengas suprema felicidad.

En el corazón del hombre rico surgió una gran fe. Postrándose a
los pies de Milarepa, dijo: "Querido lama, te serviré desde ahora
hasta el día de mi muerte. Por favor, ven y vive permanente­mente
en mi casa". Pero el Jetsun y Sevan Repa no prometieron estar más
de siete días, diciéndole: "No deseamos aceptar tus ofrecimientos mundanos". Al cabo de esos días, cuando se dis­ponían a partir, el hacendado gritó: "Como ustedes han resuelto partir, por favor,
antes de irse expónganos sus experiencias y rea­lizaciones durante
la meditación". En respuesta el Jetsun y su discípulo cantaron al
unísono.

Escúchame, ferviente bienhechor,
¡que eres adinerado pero imprudente!
Es fácil hablar del dharma, pero difícil practicarlo.

Oh ustedes, gente confusa y mundana,
siempre están desperdiciando su tiempo en el ocio.
Aunque la mente les está diciendo: "Debo practicar el dharma",
sus vidas se pierden en el dcsVzorsc de las horas.
Ahora deben decidirse a empezar la práctica.

El agua fría de la montaña
cura las enfermedades de la vesícula,
Pero sólo los guacos y los pájaros pueden alcanzarla;
las bestias del valle no tienen acceso a ella.

La espada de hierro celestial, que cae cuando truena,
es lanza que destruye al enemigo,
pero sólo el elefante protector de la tierra
puede agarrarla y utilizarla con eficacia;
los elefantes pequeños carecen de fuerza.

El néctar del cielo es la esencia de la longevidad
que guarda por siempre el vigor corporal,
pero sólo el santo gurú Nagarjuna puede usarlo;
no todos los que practican el dharma.

El arca de oro que alegra
es tesoro que erradica la pobreza;
pero sólo "el príncipe del plenilunio" puede poseerla;
no es para gente común.

La gema maravillosa que está en el fondo del océano
es el prodigio que otorga todo deseo,
pero pertenece al dragón de la felicidad;
los hombres de la Tierra no pueden obtenerla.

En verdad que tiene una gran vista el palacio
del cielo gozoso, pero sólo el gurú Asanga se recrea en ella;
ningún ser humano puede llegar allí, ni verla.

La medicina de los seis méritos
puede curar fríos y fiebres.
Está hecha de madera del tsan dan,
y no de algún otro árbol.

Las diez virtudes blancas de la ley de causa y efecto
capacitan para escalar los altos reinos,
pero sólo quienes tienen fe pueden practicarlas;
los grandes pecadores no son libres.

La instrucción medular del gurú capacita para ganar la más alta iluminación, pero sólo aquel que tiene un karma propicio puede
aprenderla y practicarla; sin capacidad o karma es escasa la
oportunidad.

La preciosa instrucción-medular de la sucesión oral
capacita sin falta, para llegar a ser Buda,
pero sólo determinados hombres pueden seguirla;
no los buscadores de placeres como ustedes.

La pobreza se acaba teniendo comida y riqueza,
la cual los listos y generosos pronto amasan,
pero los míseros nunca pueden disfrutarla.

La generosidad es un mérito del cual uno puede ufanarse.
Tú, rico hombre de Ngan Tson, la tienes;
pero no todos los acaudalados son generosos.

Yo, Milarepa y el discípulo Se Ston Repa, debido a votos
formulados en vidas pasadas, nos hemos quedado contigo,
rico hombre de Jenlun Ngan Tson, durante siete deliciosos
días. Ahora tenemos que irnos. ¡Salud y larga vida para ti
y los tuyos!

Luego, Milarepa expresó: "Me has ofrecido alimento y hospe­daje.
Y yo he predicado para ti. Esta relación es importante.
Quien reverencia y se regocija en el dharma, y tiene todo el
tiempo fe, está plantando la semilla del dharma, de la cual
nacerá en vidas futuras la sabiduría innata. Quien practique
correctamente un buen voto no tendrá que aprender muchas enseñanzas. Tampoco tendrá que asociarse mucho tiempo con su gurú. Si las
condiciones externas y la semilla en el interior de nuestra propia
mente se encuentran, aunque por algún tiempo se pierda el camino,
el poder de esa semilla-voto nos conducirá finalmente al sendero
correcto. Por lo tanto, la fe y la sinceridad son muy importantes.
Hoy en día, como la gente no acumula méritos (practicando actos virtuosos), apenas si notan los méritos internos de los otros, sólo reparan en sus faltas, aunque éstas sean pequeñas e insignificantes.
Si tienes fe en mí no habrá diferencia alguna en el hecho de que yo
viva lejos o cerca de ti. Si viviéramos muy cerca y nuestras
relaciones comunes se volvieran muy íntimas, lo único que surgiría
de ella serían con­flictos y discordia. Creo que de momento, es muy
difícil para ti ser un perfecto practicante del dharma. Debes tratar
de comprender tus pensamientos habituales. De cualquier modo, haré
un voto por ti y también tú trataras de orar y tener fe en mí.
Si ahora practicas actos virtuosos y pones tu fe en el dharma,
nacerás en un país especial y favorable, con condiciones perfectas
y medios propicios (para practicar el dharma). Para un verdadero
seguidor del dharma no hace falta ir a diferentes sitios.
Nuevamente repito: quien ve muchas faltas en los demás, es en
sí una persona ignorante. Para ustedes los mundanos su tierra
natal es siempre lo mejor, también son afectos a las grandes
ceremonias religiosas. Pero si están lle­nos de buena voluntad
y dan provisiones generosas a un simple men­digo, será suficiente.
No tiene caso decir "esta enseñanza es buena, y aquella otra es
mala"; nunca deben ser sectarios. Difícil les será imitarme.
No puede la zorra ir donde salta el león, se quebrará el espinazo
si intenta imitarlo. Ciertamente, para la mayoría de los amantes
del dharma, será muy difícil seguir mi modo de practi­carlo.
Espero que tú, el aristócrata, nunca perderás la fe en el dharma".
Al terminar estas palabras, Milarepa y su discípulo se fueron en
busca de más limosnas, y pronto llegaron a un pueblo donde encontraron
a un yogui que parecía y llevaba indumentaria de se­guidor tántrico.
Este yogui se dirigió a Milarepa: "Amado yogui, ¿de dónde vienes?
A juzgar por tu apariencia parece que eres persona de visión y
práctica puras y acción equilibrada. ¿Tienes algo útil que decir
para que mi progreso avance?" Milarepa replicó: "¿Tienes tú verdadera comprensión de lo que significa la visión, la práctica y la acción?
Si no es así, podría explicarte sobre la mía propia, pero tal vez
ni lo apreciarías. Mejor será que esta mañana dejemos propiciamente establecida una relación kármica entre los dos". "No importa —dijo el yogui—. Te daré limosna. Yo también soy maestro de tantrismo, y tengo algún conocimiento de estas cosas. Según mi escuela, la visión, la práctica y la acción son como esto... "Y así largamente, expuso la enseñanza. Luego pre­guntó a Milarepa: "¿Tu escuela coincide con la
mía?" Milarepa contestó: "Quien no teme al samsara, renuncia al mundo
y sigue las instrucciones de un gurú calificado, con un intenso deseo
de alcanzar inmediatamente el estado búdico; pero, guiado por sus
ape­gos y sus instintos demoníacos, estará propenso a convertirse en charlatán. Aunque pueda hablar largamente sobre la visión, la práctica
y la acción estaré perdido". Y el Jetsun cantó así:

¡Escucha, gran maestro!
Difícil es ayudar a otros si no se renuncia a este mundo.
Si no comprendes que samsara y nirvana son uno,
y tienes ideas imaginarias y brumosas en tu mente,
condescenderás a gratificar tus sentidos libremente
y serás arrastrado por el torrente de los ocho deseos.

Debes observarte con atención y preguntarte:
"¿He realizado la verdad del dos en uno
que está más allá de los extremos,
o me he lanzado yo mismo sobre los cuatro límites?

¿Está mi práctica libre de 'esfuerzo mental'?
¿Estoy obsesionado por el fantasma de 'nombre y sustancia'?
¿El embeleso de mi bendito samadhi
es un estado ilusorio, viciado por el apego codicioso?

¿He sido sacudido por las leyes de la forma
sin gracia ni bendición?
Cuando medito en la identidad de la manifestación y el gurú
¿vaga mi conciencia?

Cuando muestro la verdad mediante los símbolos tántricos,
¿he enseñado la verdad más allá de todos los símbolos?
¿He manchado con 'esfuerzo intencional' y he distorsionado
la propia mente original pura?

¿He hecho lo que he querido
en modo tal como nunca lo haría un lama?
¿Me he preguntado alguna vez: '¿Soy conciente
de que la prosperidad mundana y sus logros
son sólo obstáculos puestos así por el demonio?

Si no comprendes ni practicas
con gracia las enseñanzas de la estirpe,
el demonio te confundirá con sus artes.
Entonces nunca podrás liberarte
de los reinos y miserias del samsara.
Entrégate a una genuina estirpe, y practica
tus devociones sin apego ni autocomplacencia.

Al oír este canto, el maestro se volvió hacia Milarepa lleno de fe
y confianza, y exclamó: "¡Esto es en verdad maravilloso!"
Se postró a los pies del Jetsun y lo invitó a su casa,
dándole ofrendas perfectas y sirviéndole. Luego le pidió lo
aceptara como discípulo. Conociendo el Jetsun que era persona dotada, concedió lo pedido. Así pues, regresaron los tres a la montaña nevada
de Lashi. Después de recibir la iniciación y la instrucción medular,
el yogui tántrico obtuvo logros y alcanzó el estado de la liberación. Finalmente su destino lo llevó a ser uno de los hijos del corazón de Milarepa, y fue conocido con el nombre de Changchub Jarbo, el maestro
de Ngan Tson.

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¡ANIMO! TODO LLEGA...

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Sólo debemos fluir con el río de la existencia.

Formo un majestuoso corazón, con el fraternal sonido de este mensaje, para que sientas el latido de la sublime luz que ahora te envuelve. No intentes comprender estas palabras a través de la razón, pues vibran en otra frecuencia que tu alma reconoce. Mi espíritu pulsa estas letras doradas, que viajan hacia tu espacio interior sagrado, para que la intensa espera no resquebraje tu confianza en el inminente despertar humano. Animo. Todo llega.

Aunque a veces no lo recordemos, también vinimos con la intención de aprender y eso seguimos haciendo. Estos son momentos especiales, en donde uno descubre nuevos niveles de comprensión gracias a las vivencias. Por increíble que parezca, en el camino de ascensión siempre hay una vuelta de tuerca más, que nos permite reconocer la infinita sabiduría que fluye por el mágico entramado de la escuela de la vida, donde todo enseña.

¿Suponíamos que habíamos desarrollado el temple necesario como para saber esperar? Una cosa es aguardar en un contexto armónico, sin mayores sobresaltos, pero otra muy diferente es aprender a esperar en el límite de nuestras fuerzas, en medio de un contexto agitado y hostil, donde todo transcurre con demasiada celeridad. No desesperes. Estas aleccionadoras instancias liman las impurezas y dan un atractivo brillo a la constancia.

¿Comprendes por qué se remarcaba tanto la importancia de haber encarnado en esta era? En este tramo final, una a una caerán nuestras supuestas verdades a medida que nuestros cuerpos se abran –a través del amor- hacia las dimensiones más profundas de nuestro Ser. No temas. Sé que cuesta reconocer que pronto te reirás del punzante eco mental que hoy te aturde al reprocharte que tal vez todo fue en vano, por eso insisto en que confíes.

Sientete en paz. Hiciste lo necesario. Tus manos están vacías. Diste aquello que traías para ayudar a humanizar. Ahora es tiempo de una paciente espera activa, donde ya no serás consciente de tu fecunda entrega, pues forma parte de tu naturaleza cristalina. Recapitular cada experiencia te permitirá descubrir el hilo invisible que todo lo unió, dando sentido, incluso, a las pequeñas cosas que en su momento nada parecían tener con tu vida.

Este cálido y vibrante corazón que hoy te ha abrazado, es el signo irrebatible de una naciente humanidad, más sensible y despierta. Sus bellos latidos te recuerdan que los últimos pasos de un desafiante camino siempre parecen eternos, pero es sólo una ilusión. No olvides que con tu sonrisa se multiplica la alegría que nutre la esperanza. Sigamos aprendiendo, con fe y entusiasmo, bajo la hermosa luz del Sol. Animo. Todo llega.





Gracias

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Eres mi puerta al futuro

la luz del universo resplandeciente

lo que hoy admiro y amo

la flor que permanece firme

la brisa que sonríe a la mañana

mi paz, mi pensamiento libre

la calma de lo ayer pisado

una esencia, una idea sublime

por ti hoy renacen las cenizas

se vuelven blancos todos los grises

digo adiós a un pasado terco

dejo fluir en mi, nuevos matices

me despido de ti dolencia

aunque me acompañaste en mi silencio

abro ventanas, no cierro puertas

vivo lo real de cada sueño...



Gracias por recordarme

que no todos los poemas

son palabras tristes

que la soledad puede cambiarse

que es mi decisión y que de mi depende

la felicidad.

Te amo





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"No recuerdo tristezas, ni llantos, ni penas, ni dolores, ni siquiera recuerdo silencios oscuros, solo tengo de ti, tu sonrisa y tu bello estar conmigo"

"En mis relaciones siempre hay una maravillosa armonía. La persona a quien ahora busco también me busca"

Anita

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Los 7 hábitos de AMOR

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Los 7 hábitos de AMOR







Los siete hábitos mortales







Muchas personas tenemos estos 7 hábitos mortales, sin darnos cuenta de ello:











1. Castigar







2. Quejarse







3. Culpar







4. Amenazar







5. Perseguir







6. Criticar







7. Sobornar















Estos hábitos conducen a que la mayor parte de sus problemas emocionales estén directamente vinculados con el hecho de que usted ha aprendido a tratar de controlar a las personas que lo rodean. Aprendemos esos hábitos en nuestra infancia de maestros, padres, abuelos y otros.











EJEMPLO:







Limpia la habitación, sino, no hay televisión para ti esta noche (castigo).







Esas galletas que preparé serán para ti cuando todo esté limpio y ordenado. (soborno).







Después de pasar años expuesto a esta forma de manipular, finalmente comienza a utilizarla también. Probablemente se limpiará la habitación, pero no quedará una buena relación.







El problema práctico de tratar de controlar a otros es que, cada vez que usted cumple, soborne, se queje, critique, castigue o amenace a alguien, encontrará resistencia, le responderán, lucharán; de hecho la ignorarán, mentirán, harán las cosas a escondidas o acudirán a un millón de medios, para hacer que usted retroceda. Es simplemente la naturaleza humana.







Estamos genéticamente programados para resistir cuando alguien nos trata de obligar a hacer algo que no queremos. Tal vez sea más pronunciado en una persona que en otra, pero a menos que usted reconozca lo que está haciendo y aprenda a buscar lo que desea en una relación, sin tratar de controlar a los demás, todas sus relaciones se convertirán en una lucha por el poder que harán sufrir a todos los involucrados.















EN CONTRAPOSICION…















LOS 7 HÁBITOS DE AMOR DE LAS PERSONAS REALMENTE FELICES







La mejor manera de eliminar los 7 hábitos mortales es reemplazarlos con los 7 hábitos de amor:







1. Apoyar







2. Estimular







3. Escuchar







4. Aceptar







5. Confiar







6. Respetar







7. Negociar las diferencias.















Pareciera fácil, ya que lo único que uno necesita hacer es aceptar a la gente tal como es. Pero, al igual que muchas cosas valiosas en la vida, los hábitos del amor son más difíciles de poner en práctica de lo que uno podría imaginar, especialmente si representan la personalidad que usted se ha formado. Algunos aspectos que pueden ayudar:















Hágase un análisis realista:







¿Tiene usted los 7 hábitos mortales?







¿Cómo le habló esta mañana a la gente con quien vive? ¿Las estimuló a realizar lo que habían planeado para el DIA?







Escuche con atención: Trate a las personas como si ellos fueran sus mejores amigos. Escuche cada palabra, busque el tiempo para sentarse con las personas y realmente prestarle atención sin distraerse con teléfonos celulares o las exigencias de otras personas.







Visualice su nuevo yo: Haga una imagen mental de usted como una persona que practica los 7 hábitos de amor.















Consérvela en la mente y acuda a ella cuando esté hablando con sus seres queridos, para ver si está actuando como una persona que sabe dar amor.







Haga la pregunta adecuada: En el instante en que surge la necesidad de culpar, quejarse, criticar, insistir, amenazar, castigar o sobornar, antes de decir nada, deténgase y pregúntese ¿Es esto realmente importante?







Acepte la realidad: Uno debe comprender que la única persona que puede cambiar es uno mismo. Cuando usted tiene una diferencia con una persona que es importante en su vida, negocie.







Escoja un modelo: Cuáles son las personas a las que admira más, pregúntese que harían ellas antes de reaccionar con uno de los 7 hábitos mortales.







Escriba sobre sus experiencias: Haga un diario, lo que le ayudará a atravesar la transición y ver sus progresos.























LOS 7 HÁBITOS MORTALES vs. 7 HÁBITOS DE AMOR







CONVIERTA:















Culpar - Aceptar







Sobornar - Estimular







Quejarse - Escuchar







Criticar - Respetar







Perseguir - Solucionar diferencias







Castigar - Apoyar







Amenazar - Confia



¿Quièn soy?

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En el principio vivì momentos en la vida, donde me maravillè, y me horroricè. Caminè por lugares que jamás soñé; amè, dejè, me dejaron, discriminè... y aborrecida de todo me refugié en mí misma, y luego me enfoquè hacia dentro. Busqué en mis ojos, en mis cabellos, en mis manos, en mis brazos, en mi sangre, en mis piernas, en mis genitales, y hasta en mi corazón, pero no encontré nada que me hiciera sentir superior o inferior. Solamente me sentí yo misma. Y comprendí que nadie más que yo, podía retomar el camino andado y aceptar lo que es y lo que no.

Luego salí de nuevo al mundo, y reí y lloré, clamé por dentro y por fuera, hablé con todos y con nadie, verifiqué mis opciones, tropecé y caí. Me enderecé, y regresé a mi lugar. Despuès acostada en mi cama, le pregunté a Dios ¿Quién soy? ¿què hago aquí? Y solamente recibí el silencio más absoluto, pero cuando cerré mis ojos, pude soñar con mi vida, y lo que puedo llegar a hacer si me lo propongo. Reí, y me reacomodé en mi interior. Acaricié mi alma y mi corazón. Me dije que nadie puede hacerme sentir lo que no quiero, y mi alma y mi corazón siempre fueron los motores de mis enseñanzas. Perdoné y meditè nuevamente. Di un paso y otro; comprendí que estoy viva, y que cometo errores a cada momento. Me pregunté por què amargarme la vida, si yo solamente creo mis barreras y hasta me creo mis fantasías.

Pero me puse de pie bajo el sol, y me pregunté si los demás sentían el mismo calor que yo, y mi respuesta fue: SÍ! Y me puse de pie bajo la luna y las estrellas, y me pregunté si ellos sentían la misma melancolía que yo, y mi respuesta fue: SÍ. Y en ése momento me di cuenta que aquí bajo el cielo sentimos lo mismo."Eres lo peor de lo peor, eres nula, no sirves para nada, eres una molestia, ¿Por qué has nacido? ¿No sabes hacer nada bien?", y miles de cosas más me dijeron y opinaron sobre mí; y yo les dije: Por favor Demuéstrenmelo.

Y todos se miraron... algunos susurraron cosas sin sentido, porque sabían que yo era mejor, y me di cuenta que el mejor es el ciervo de todos, porque tiene la capacidad de hacer para muchos, o para pocos, pero tiene la capacidad.Y se miraron y callaron porque nadie podía decirme lo contrario; e igualmente hablaron a mis espaldas, pero ya nadie me podía decir quien era yo. Y me pregunté nuevamente: ¿Por qué quise despedirme antes de tiempo? ¿Por qué todo salía mal, por qué nadie me quería, o me amaba, por qué todos opinaban lo menos alegre? Y algo dentro de mi me dijo: Porque así lo decidiste. Y comprendí que las decisiones son mías. Y colgué mi traje lleno de golpes en un perchero viejo y lo dejé allí para que se pudriera con el tiempo.

Regresé desnuda, y elegí mi nueva piel."¡Como si fuese tan fácil!" pensé primero. Pero el primer paso era mío, y comprendí que tenía poder, y que mi poder me podía hacer cambiar, porque soy la dueña de éste momento en la vida. Y sonreí. Me puse de pie debajo del sol y hablè con Buddha, y entendí por qué la vida merece ser vivida. Toqué mi corazón y aunque estaba dolido, ciertamente se sentía bien. Era mi momento y aún estaba de pie; y era yo, nadie más que yo. Porque todos cayeron a mí alrededor, y aunque estaba sola, aún estaba de pie, y el cielo admiró mi valor porque así lo sentí en mi alma.

Sonreí y me dije: soy valiente. Alguien me respondió: SÍ. Solamente: SÍ. Volteé y seguí mi camino. Y aunque aún estoy golpeada, aún digo quien soy, y no me apabullan porque me descubrí y sólo hay silencio. Y descubrí, que no tenía que ser agresiva para demostrar que tengo valor, sino quedarme allí, para que vean como sigo firme, y ver sus rostros incrédulos. Después todos se preguntaron ¿Quién es ésa que se atreve a desafiar lo que pensamos de ella?

Y dije: Yo, soy yo. Y grité: ¡YO, SOY LO QUE SOY! Y todos corrieron a esconderse de mi presencia para inventarse nuevos discursos truncados en mi contra. Y sonreí una vez más, porque ahora sabía como caminar. Supe de mi valor y de mi pasión por seguir. Cerré mis ojos y agradecí por una nueva oportunidad. Y seguí mi camino...

A M A R

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Tú no sabes amar; ¿acaso intentas darme calor con tu mirada triste? El amor nada vale sin tormentas, ¡sin tempestades... el amor no existe para ti!

Y sin embargo ¿dices que me amas? No, no es el amor lo que hacia mí te mueve: el Amor es un sol hecho de llamas, y en los soles jamás cuaja la nieve.

¡El amor es volcán, es rayo, es lumbre, y debe ser devorador, intenso, debe ser huracán, debe ser cumbre... debe alzarse hasta Dios como el incienso!

¿Pero tú piensas que el amor es frío? ¿Que ha de asomar en ojos siempre yertos? ¡Con tu anémico amor... anda, bien mío, anda al osario a enamorar los muertos!


http://anitaalmarza.blogspot.com/ http://anilogica.blogspot.com/

**Anita**


EL ORIGEN DEL MIEDO

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EL ORIGEN DEL MIEDO

El estado de miedo psicológico está divorciado de cualquier peligro real e inmediato. Puede adoptar diversas formas: desazón, preocupación, ansiedad, nervios, tensión, temor, fobia, etc. El miedo psicológico del que hablamos siempre se refiere a algo que podría ocurrir, no a algo que ya está ocurriendo. Tú estás en el aquí y ahora, mientras que tu mente está en el futuro. Esto crea una brecha de ansiedad. Y si te has identificado con tu mente y has perdido el poder y la simplicidad del ahora, esa brecha de ansiedad será tu constante compañera. Siempre puedes afrontar el momento presente, pero no puedes afrontar algo que sólo es una proyección mental; no puedes afrontar el futuro. Además, mientras sigas identificándote con tu mente, el ego dirigirá tu vida. Debido a su naturaleza fantasmal, y a pesar de sus elaborados mecanismos de defensa, el ego es muy vulnerable e inseguro, y se siente amenazado constantemente. Por cierto, esto sigue siendo verdadero aunque externamente esté muy seguro. Ahora bien, recuerda que una emoción es la reacción del cuerpo a la mente. ¿Qué mensaje recibe continuamente el cuerpo desde el ego, desde ese falso yo fabricado por la mente? peligro, estoy amenazada. ¿Y qué emoción genera este mensaje continuo? miedo, por supuesto. El miedo parece tener muchas causas: miedo a la pérdida, miedo al fracaso, miedo a que nos hieran, y así sucesivamente; pero, en definitiva, todos los miedos pueden resumirse en el miedo del ego a la muerte, a la aniquilación, al exterminio. Para el ego, la muerte siempre está a la vuelta de la esquina. En este estado de identificación con la mente, el miedo a la muerte afecta a todos los aspectos de tu vida. Por ejemplo, algo tan aparentemente trivial y «normal» como la necesidad compulsiva de tener razón en una discusión y demostrar que el otro está equivocado —defender la posición mental con la que te has identificado— se debe al miedo a la muerte. Si te identificas con una posición mental y resulta que estás equivocado, tu sentido de identidad, basado en la mente, se sentirá bajo una seria amenaza de aniquilación. Por tanto, tú, como ego, no puedes permitirte estar equivocado. Equivocarse es morir. Esto ha motivado muchas guerras y ha causado la ruptura de innumerables relaciones. Cuando dejas de identificarte con la mente, el hecho de tener razón o estar equivocado es indiferente para tu sentido de identidad; de modo que esa necesidad compulsiva, apremiante y profundamente inconsciente de tener razón, que es una forma de violencia, deja de estar presente. Puedes expresar cómo te sientes y lo que piensas con claridad y firmeza, pero tal expresión no estará teñida de agresividad ni actitud defensiva. Tu sentido de identidad deriva entonces de un lugar más profundo y verdadero dentro de ti, no de la mente. OBSERVA CUALQUIER ACTITUD DEFENSIVA que surja en ti. ¿Qué estás defendiendo? una identidad ilusoria, una imagen mental, una entidad ficticia. Haciendo consciente este patrón y observándolo, puedes romper la identificación con él. El patrón inconsciente comenzará a disolverse rápidamente a la luz de tu conciencia. Este es el final de todas las discusiones y juegos de poder, que son tan corrosivos para las relaciones. El poder sobre los demás es debilidad disfrazada de fuerza. El verdadero poder está dentro, y está a tu disposición ahora. La mente siempre trata de negar el ahora y de escapar de él. En otras palabras: cuanto más te identificas con tu mente, más sufres. O puedes decirlo de este otro modo: cuanto más capaz seas de valorar y aceptar el ahora, más libre estarás del dolor y del sufrimiento, más libre de la mente egoista. Si no deseas crear más dolor para ti misma ni para los demás, si no quieres añadir más dolor al residuo del pasado que aún vive en ti, no crees más tiempo, o crea el imprescindible para gestionar los aspectos prácticos de la vida. ¿Cómo dejar de crear tiempo? DATE CUENTA INEQUÍVOCAMENTE DE QUE EL MOMENTO PRESENTE es lo único que tienes. Haz del ahora el centro fundamental de tu vida. Si antes vivías en el tiempo y hacías breves visitas al ahora, establece tu residencia habitual en el ahora y haz breves visitas al pasado y al futuro cuando tengas que resolver los asuntos prácticos de tu vida. Di siempre «sí» al momento presente. ACABA CON LA ILUSIÓN DEL TIEMPO. La clave es ésta: acaba con la ilusión del tiempo. Tiempo y mente son inseparables. Retira el tiempo de la mente y ésta se para, a menos que elijas usarla. Estar identificada con la mente es estar atrapada en el tiempo. Vives de forma compulsiva y, casi exclusivamente, mediante el recuerdo y la anticipación. Esto produce una preocupación interminable por el pasado y el futuro, y una falta de disposición a honrar y reconocer el momento presente y permitir que sea. La compulsión surge porque el pasado te da una identidad y el futuro contiene una promesa de salvación, de una realización de algún tipo. Ambas son ilusiones. Cuanto más te enfocas en el tiempo —pasado y futuro— más pierdes el ahora, lo más precioso que hay. ¿Por qué es lo más precioso? En primer lugar, porque es lo único que hay. Es todo lo que hay. El eterno presente es el espacio dentro del que se despliega tu vida, el único factor que permanece constante. La vida es ahora. No ha habido nunca un momento en que tu vida no fuera ahora, ni lo habrá jamás. En segundo lugar, el ahora es el único punto que puede llevarte más allá de los limitados confines de la mente. Es tu único punto de acceso al reino informe e intemporal del Ser. ¿Has experimentado, hecho, pensado o sentido algo fuera del momento presente? ¿Piensas que lo harás alguna vez? ¿Es posible que algo ocurra fuera del ahora? La respuesta es evidente, ¿no es cierto? Nada ocurrió nunca en el pasado; ocurrió en el ahora. Nada ocurrirá nunca en el futuro; ocurrirá en el ahora. La esencia de lo que estoy diciendo aquí no puede entenderse mentalmente. En el momento que lo entiendes, se produce un cambio de conciencia de la mente al Ser, del tiempo a la presencia. De repente, todo se vivifica, irradia energía, emana Ser.

"No recuerdo tristezas, ni llantos, ni penas, ni dolores, ni siquiera recuerdo silencios oscuros, solo tengo de ti, tu sonrisa y tu bello estar conmigo" Anita

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RELACIONES DE AMOR-ODIO

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DE LAS RELACIONES ADICTIVAS A LAS RELACIONES ILUMINADAS
RELACIONES DE AMOR-ODIO
A menos que accedas a la frecuencia consciente de la presencia, todas las relaciones, y en particular las relaciones íntimas, acabarán fracasando y siendo disfuncionales. Puede que parezcan perfectas durante un tiempo, mientras estás «enamorado», pero esa perfección se altera invariablemente a medida que van produciéndose discusiones, conflictos, insatisfacciones y violencia emocional o incluso física, momentos de tensión que suceden con creciente frecuencia.
Parece que la mayoría de las «relaciones amorosas» pasan a convertirse muy pronto en relaciones de amor-odio. En ellas, el amor puede dar paso en un abrir y cerrar de ojos a una agresividad salvaje, a sentimientos de hostilidad o a la total ausencia del afecto. Esto se considera normal.
Si en tus relaciones experimentas tanto un sentimiento de «amor» como su opuesto —agresividad, violencia emocional, etc.— entonces es muy probable que estés confundiendo el apego adictivo del ego con el amor. No puedes amar a tu compañero o compañera un momento y atacarle al siguiente. El verdadero amor no tiene opuesto. Si tu «amor» tiene un opuesto, entonces no es amor, sino la intensa necesidad del ego de una identidad más completa y profunda, necesidad que la otra persona cubre temporalmente. Este es el sustituto de la salvación que propone el ego, y durante un breve episodio parece una verdadera salvación.
Pero llega un momento en que tu pareja deja de actuar de la manera que satisface tus demandas, o más bien las de tu ego. Los sentimientos de miedo, dolor y carencia, que son parte intrínseca del ego pero habían quedado tapados por la «relación amorosa», vuelven a salir a la superficie.
Como en cualquier otra adicción, pasas buenos momentos cuando la droga está disponible, pero, invariablemente, acaba llegando un momento en el que ya no te hace efecto.
Por eso, cuando los sentimientos dolorosos reaparecen los sientes con más intensidad que antes y, lo que es peor, ahora percibes que quien los causa es tu compañero o compañera. Esto significa que los proyectas fuera de ti y atacas al otro con toda la violencia salvaje de tu dolor.
Tu ataque puede despertar el dolor de tu pareja, que posiblemente contraatacará. Llegados a este punto, el ego sigue esperando inconscientemente que su ataque o sus intentos de manipulación sean castigo suficiente para inducir un cambio de conducta en la pareja, de modo que pueda seguir sirviendo de tapadera del dolor.
Todas las adicciones surgen de una negativa inconsciente a encarar y traspasar el propio dolor. Todas las adicciones empiezan con dolor y terminan con dolor. Cualquiera que sea la sustancia que origine la adicción —alcohol, comida, drogas (legales o ilegales) o una persona—, estás usando algo o a alguien para encubrir tu dolor.
Por eso hay tanto dolor e infelicidad en las relaciones íntimas en cuanto pasa la primera euforia. Las relaciones mismas no son la causa del dolor y de la infelicidad, sino que sacan a la superficie el dolor y la infelicidad que ya están en ti. Todas las adicciones lo hacen. Llega un momento en que la adicción deja de funcionar y sientes el dolor con más intensidad que nunca.
Ésta es la razón por la que la mayoría de la gente siempre está intentando escapar del momento presente y buscar la salvación en el futuro. Si concentras tu atención en el ahora, lo primero que encontrarías sería tu propio dolor, y eso es lo que más temes. ¡Si supieras lo fácil que es acceder ahora al poder de la presencia que disuelve el pasado y su dolor, a la realidad que disuelve la ilusión! ¡Si supieras lo cerca que estás de tu propia realidad, lo cerca que estás de Dios!
Eludir las relaciones en un intento de evitar el dolor tampoco soluciona nada. El dolor sigue allí de todos modos. Es más probable que te obliguen a despertar tres relaciones fracasadas en otros tantos años que pasar tres años en una isla desierta o encerrada en tu habitación. Pero si puedes llevar una intensa presencia a tu soledad, eso podría funcionar para ti.
DE LAS RELACIONES ADICTIVAS A LAS RELACIONES ILUMINADAS
TANTO SI VIVES SOLA COMO SI VIVES EN PAREJA, la clave es estar presente e intensificar progresivamente tu presencia mediante la atención al ahora.
Si quieres que florezca el amor, la luz de tu presencia debe ser lo suficientemente intensa como para no verte arrollada por el pensador o por el cuerpo-dolor, ni los confundas con quien eres. Conocerse como el Ser que está debajo del pensador, la quietud que está debajo del ruido mental, el amor y la alegría que se encuentran debajo del dolor, eso es libertad, salvación, iluminación.
Desidentificarse del cuerpo-dolor es llevar la presencia al dolor y así transmutarlo. Desidentificarse del pensamiento es poder ser el observador silencioso de tus pensamientos y de tu conducta, especialmente de los patrones repetitivos de tu mente y de los roles que representa tu ego.
Si dejas de investirla de «yoidad», la mente pierde su cualidad compulsiva, formada básicamente por la constante tendencia a juzgar y a resistirse a lo que es, creando así conflicto, drama y más dolor. De hecho, en el momento en que dejas de juzgar y aceptas lo que es, eres libre de la mente. Has creado espacio para el amor, para la alegría, para la paz.
PRIMERO DEJAS DE JUZGARTE A TI MISMA; después dejas de juzgar a tu pareja. El mayor catalizador del cambio en las relaciones es la aceptación total de tu pareja tal como es, dejando completa- mente de juzgarla y de intentar cambiarla.
Eso te lleva inmediatamente más allá del ego. A partir de entonces todos los juegos mentales y el apego adictivo se acaban. Ya no hay víctimas ni verdugos, ni acusadores ni acusados.
La aceptación total también supone el final de la codependencia; ya no te dejas arrastrar por el patrón inconsciente de otra persona, favoreciendo de ese modo su continuidad. Entonces, o bien te separas —con amor—, o bien entran juntos más profundamente en el ahora, en el Ser. ¿Es así de simple? Sí, es así de simple.
El amor es un estado de Ser. Tu amor no está fuera; está en lo profundo de ti. Nunca puedes perderlo, no puede dejarte. No depende de otro cuerpo, de otra forma externa.
EN LA QUIETUD DE TU PRESENCIA puedes sentir tu propia realidad informe e intemporal: es la vida no manifestada que anima tu forma física. Entonces puedes sentir la misma vida en lo profundo de los demás seres humanos y de las demás criaturas. Miras más allá del velo de la forma y la separación. Esto es alcanzar la unidad. Esto es amor.
Aunque es posible tener breves atisbos, el amor no puede florecer a menos que estés permanentemente liberado de la identificación mental y tu presencia sea lo bastante intensa como para haber disuelto el cuerpo-dolor, o hasta que puedas, al menos, mantenerte presente como observadora. De ese modo, el cuerpo-dolor no podrá arrebatarte el control y destruir el amor.
LAS RELACIONES COMO PRÁCTICA ESPIRITUAL
Como los seres humanos nos hemos ido identificando progresivamente con la mente, la mayoría de las relaciones no tienen sus raíces en el Ser, y por eso se convierten en fuente de dolor, dominadas por problemas y conflictos.
Si las relaciones energetizan y expanden los patrones mentales del ego y activan el cuerpo-dolor, tal como ocurre actualmente, ¿por qué no aceptar este hecho en lugar de intentar huir de él? ¿Por qué no cooperar con él en lugar de evitar las relaciones o de seguir persiguiendo el fantasma de una pareja ideal que sea la respuesta a todos tus problemas o el complemento que te haga sentirte realizada?
El reconocimiento y la aceptación de los hechos te permite cierta libertad respecto a ellos.
Por ejemplo, cuando sabes que hay desarmonía y lo tienes presente, ese mismo hecho constituye un factor nuevo que no permitirá que la desarmonía se mantenga invariable.
Cuando sabes que no estás en paz, ese conocimiento crea un espacio tranquilo que envuelve tu falta de paz en un abrazo amoroso y tierno, y después transmuta en paz la ausencia de paz.
No hay nada que puedas hacer respecto de tu transformación interna. No puedes transformarte a ti misma y, ciertamente, no puedes transformar a tu pareja ni a ninguna otra persona. Lo único que puedes hacer es crear un espacio para que ocurra la transformación, para que entren la gracia y el amor en tu vida.
De modo que cuando veas que tu relación no funciona, cuando haga asomar tu «locura» y la de tu pareja, alégrate. Lo que era inconsciente está saliendo a la luz. Es una oportunidad de salvación.
REGISTRA CADA MOMENTO, registra en especial tu estado interno en cada momento. Si estás enfadada, debes saber que estás enfadada. Si te sientes celosa, si estás a la defensiva, si sientes el impulso de discutir, la necesidad de tener razón, si tu niño interno pide amor y atención o si sientes dolor emocional del tipo que sea, conoce la realidad de ese momento y registra ese conocimiento.
Entonces la relación se convierte en tu sadhana, tu práctica espiritual. Si observas un comportamiento inconsciente en tu pareja, rodéalo con el abrazo amoroso de tu conocimiento y no reacciones.
La inconsciencia y el conocimiento no pueden coexistir durante mucho tiempo, aunque el conocimiento no esté en la persona que actúa inconscientemente, sino en la otra. A la forma energética que reside detrás de la hostilidad y el ataque, la presencia del amor le resulta absolutamente intolerable. Si reaccionas a la inconsciencia de tu pareja, tú misma caes en la inconsciencia. Pero si a continuación recuerdas que has de conocer y registrar tu reacción, no se pierde nada.
Las relaciones nunca habían sido tan problemáticas y conflictivas como ahora. Como tal vez hayas percibido, su finalidad no es hacerte feliz o satisfacerte. Si sigues intentando alcanzar la salvación a través de una relación, te sentirás desilusionada una y otra vez. Pero si aceptas que la finalidad de las relaciones es hacerte consciente en lugar de hacerte feliz, entonces te ofrecerán salvación, y te habrás alineado con la conciencia superior que quiere nacer en el mundo.
Para quienes se aferren a los viejos patrones, cada vez habrá más dolor, violencia, confusión y locura.
¿Cuántas personas se requieren para hacer de tu vida una práctica espiritual? No te preocupes si tu pareja no quiere cooperar. La cordura —la conciencia— sólo puede llegar al mundo a través de ti. No tienes que esperar a que el mundo se vuelva cuerdo, o a que otra persona se vuelva consciente, para iluminarte. Podrías esperar eternamente.
No se acusen mutuamente de ser inconscientes. En el momento en que empiezas a discutir, té has identificado con una posición mental, y junto con esa posición estás defendiendo tu sentido de identidad. Entonces el ego se pone al mando. Estás siendo inconsciente. En ocasiones, puede ser apropiado que señales a tu pareja ciertos aspectos de su comportamiento. Si estás muy alerta, muy presente, podrás hacerlo sin que el ego se inmiscuya, sin culpar, acusar ni decir al otro que está equivocado.
Cuando tu compañero o compañera se comporte inconscientemente, renuncia a juzgarle. El juicio sólo sirve para confundir el comportamiento inconsciente de la otra persona con su identidad real o para proyectar tu propia inconsciencia en la otra persona y confundir tu proyección con su identidad.
Esta renuncia a juzgar no implica que no reconozcas la disfunción y la inconsciencia cuando las veas. Significa «ser el conocimiento» en lugar de «ser la reacción» y el juez. Entonces te liberarás totalmente de la necesidad de reaccionar, o reaccionarás conservando el conocimiento, el espacio en el que la reacción puede ser observada y se le permite ser. En lugar de luchar en la oscuridad, pones luz. En lugar de reaccionar a la ilusión, eres capaz de verla y de traspasarla.
Ser el conocimiento crea un espacio claro de presencia amorosa que permite a todas las personas y cosas ser como son. No hay mayor catalizador de la transformación. Si haces de esto tu práctica, tu pareja no podrá seguir a tu lado y continuar siendo inconsciente.
Si los dos llegan al acuerdo de que la relación va a ser vuestra práctica espiritual, tanto mejor. Entonces podràn expresar sus pensamientos, sentimientos o reacciones en cuanto se produzcan, de modo que no crearàn un desfase temporal que pudiera agriar una emoción no reconocida ni expresada.
APRENDE A EXPRESAR lo que sientes sin culpar.
Aprende a escuchar a tu pareja de manera abierta, sin ponerte a la defensiva.
Dale espacio para expresarse. Mantente presente. Acusar, defenderse, atacar, todos los patrones diseñados para fortalecer o proteger el ego, o para satisfacer sus necesidades, están de más. Es vital dar espacio a los demás y también dártelo a ti misma. El amor no puede florecer sin espacio.
Cuando hayas resuelto los dos factores que destruyen las relaciones, es decir, cuando hayas transmutado el cuerpo-dolor y dejes de identificarte con la mente y las posiciones mentales —y siempre que tu pareja haya hecho lo mismo—, experimentarás la dicha del florecer de una relación. En lugar de reflejarse mutuamente el dolor y la inconsciencia, en lugar de satisfacer sus necesidades egocéntricas, se reflejarà el amor que senten en su interior, el amor que acompaña a la toma de conciencia de vuestra unidad con todo lo que es.
Ése es el amor que no tiene opuesto.
Si tu pareja sigue estando identificada con la mente y el cuerpo-dolor, y tú ya te has liberado, esto representará un gran reto, pero no para ti, sino para tu pareja. No es fácil vivir con una persona iluminada o, más bien, es tan fácil que el ego se siente amenazado.
Recuerda que el ego necesita problemas, conflictos y «enemigos» que fortalezcan su sensación de separación, de la que depende su identidad. La mente no iluminada de tu pareja se sentirá muy frustrada porque no te resistes a sus posiciones mentales fijas, lo que significa que se irán debilitando y temblarán, e incluso existe el «peligro» de que se derrumben, produciendo una pérdida de identidad.
El cuerpo-dolor está pidiendo feedback y no lo está obteniendo. La necesidad de argumentar, dramatizar y estar en conflicto no está siendo satisfecha.
RENUNCIA A LA RELACIÓN CONTIGO MISMA
Iluminado o no, sigues siendo un hombre o una mujer, de modo que en lo relativo a tu identidad en la forma sigues estando incompleto. Eres la mitad de un todo. Esta falta de totalidad se siente como atracción hombre-mujer, el tirón hacia la energía de la polaridad opuesta, por muy consciente que seas. Pero, en el estado de conexión interna, sientes ese tirón en la superficie o en la periferia de tu vida.
Esto no significa que no te relaciones profundamente con los demás o con tu pareja. De hecho, sólo puedes relacionarte profundamente si eres consciente de Ser. Viniendo del Ser, eres capaz de concentrar la atención más allá del velo de la forma. En el Ser, hombre y mujer son uno. Puede que tu forma siga teniendo ciertas necesidades, pero el Ser no tiene ninguna. Ya es completo y total. Si esas necesidades se satisfacen, es muy hermoso, pero no supone ninguna diferencia para tu estado interno profundo.
Por eso es perfectamente posible que una persona iluminada, si no satisface la necesidad de una polaridad masculina o femenina, sienta que le falta algo o que está incompleta en el nivel externo de su ser, y al mismo tiempo puede estar totalmente completa, satisfecha y en paz por dentro.
Si no puedes sentirte a gusto cuando estás sola, buscarás una relación para remediar tu inquietud. Puedes estar segura de que la incomodidad reaparecerá bajo otra forma dentro de la relación, y probablemente pensarás que tu pareja es responsable de ello.
LO ÚNICO QUE TIENES QUE HACER ES ACEPTAR PLENAMENTE ESTE MOMENTO. Entonces puedes estar cómodo en el aquí y ahora, y a gusto contigo misma.
Pero ¿necesitas tener una relación contigo misma? ¿Por qué no puedes simplemente ser tú misma? Para tener una relación contigo misma te divides en dos: «yo» y «mí misma», sujeto y objeto. Esta dualidad mental es la causa fundamental de toda la complejidad innecesaria, de todos los problemas y conflictos de tu vida.
En el estado de iluminación, tú eres tú misma: «tú» y «tú misma» se funden en uno. No te juzgas, ni sientes pena por ti, ni te sientes orgullosa de ti, ni te quieres, ni te odias, etc. La división causada por la conciencia autorreflexiva queda sanada, la maldición desaparece. Ya no hay un «yo» que tengas que proteger, defender o alimentar.
Cuando estás iluminada, hay una relación que dejas de tener: la relación contigo misma. Una vez que has renunciado a ella, todas las demás relaciones serán relaciones de amor.

Practicando el Poder del Ahora

Título Original: Practicing the Power of Now –