lunes, septiembre 30

Orientacion de Daisaku Ikeda sensei

Si hacen daimoku a la ligera,
y no hacen más que tomar simples medidas de necesidad,
terminarán perdiendo.

Es ofreciendo la propia vida (por la ley)
como ustedes acumulan buena fortuna..

Cuando la oración no está en nuestro corazón,
no podemos concentrarnos en nuestros combates.

Hablar de las cosas, o incluso actuar,
no tiene la profundidad de un daimoku.

Sin esta oración, no puede haber fe .…

Reciten daimoku para obtener
la fuerza de romper incluso una barrera de acero.

No hay ninguna razón para creer que no pueden cambiar vuestro karma.

El mundo de la Ley es un mundo donde todos recitamos daimoku unidos,
con la fuerza de un poderoso huracán.

Daimoku!
El daimoku es la clave de todo.
Daimoku es más importante
de lo que jamás podría ser la mejor orientación de un millón de
palabras
o de un millón de libros de filosofía.
Por favor, reciten numerosos daimokus.
Oren frente al Gohonzon, y diríjanle todos vuestros deseos.
Entonces, todos vuestros deseos se realizarán,
y el camino del combate se abrirá frente a ustedes.
Lo más importante siempre será el número de daimokus que ustedes
recitaron.
Y cuando hayan recitado numerosos daimokus,
entonces podrán llevar a cabo grandes combates.
Sin ninguna duda encontrarán dificultades,
y a veces, estarán tristes.
Incluso ocurrirá que lloren.
Ciertos días, vuestro corazón será cruelmente herido.
Pero cuando lleguen esos momentos,
golpeen en las puertas de mi corazón,
entonces mi corazón se abrirá todo para ustedes.
Mis oídos estarán allí para escucharlos.
Y si vuestros ojos debieran llenarse de lágrimas,
los míos llorarán también.
Cuando todo está bien, no tenemos necesidad de decírnoslo.
Yo sé todo viendo vuestro rostro.
En los momentos difíciles, compartan sus penas conmigo.
Entonces yo tomaré la mitad de vuestra carga en mis espaldas
a fin de que podamos continuar la ruta juntos"

Daisaku Ikeda

DAIMOKU significa entonar NAM MIOHO RENGUE KYO (la ley el sonido del universo entero, todo se rige ante esa ley, es la vibración del universo, para comprobarlo repitanlo de forma seguida como el trote de un caballo pónganse objetivos firmes y sin falta encontraran respuesta)


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¡ANIMO! TODO LLEGA...

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Sólo debemos fluir con el río de la existencia.

Formo un majestuoso corazón, con el fraternal sonido de este mensaje, para que sientas el latido de la sublime luz que ahora te envuelve. No intentes comprender estas palabras a través de la razón, pues vibran en otra frecuencia que tu alma reconoce. Mi espíritu pulsa estas letras doradas, que viajan hacia tu espacio interior sagrado, para que la intensa espera no resquebraje tu confianza en el inminente despertar humano. Animo. Todo llega.

Aunque a veces no lo recordemos, también vinimos con la intención de aprender y eso seguimos haciendo. Estos son momentos especiales, en donde uno descubre nuevos niveles de comprensión gracias a las vivencias. Por increíble que parezca, en el camino de ascensión siempre hay una vuelta de tuerca más, que nos permite reconocer la infinita sabiduría que fluye por el mágico entramado de la escuela de la vida, donde todo enseña.

¿Suponíamos que habíamos desarrollado el temple necesario como para saber esperar? Una cosa es aguardar en un contexto armónico, sin mayores sobresaltos, pero otra muy diferente es aprender a esperar en el límite de nuestras fuerzas, en medio de un contexto agitado y hostil, donde todo transcurre con demasiada celeridad. No desesperes. Estas aleccionadoras instancias liman las impurezas y dan un atractivo brillo a la constancia.

¿Comprendes por qué se remarcaba tanto la importancia de haber encarnado en esta era? En este tramo final, una a una caerán nuestras supuestas verdades a medida que nuestros cuerpos se abran –a través del amor- hacia las dimensiones más profundas de nuestro Ser. No temas. Sé que cuesta reconocer que pronto te reirás del punzante eco mental que hoy te aturde al reprocharte que tal vez todo fue en vano, por eso insisto en que confíes.

Sientete en paz. Hiciste lo necesario. Tus manos están vacías. Diste aquello que traías para ayudar a humanizar. Ahora es tiempo de una paciente espera activa, donde ya no serás consciente de tu fecunda entrega, pues forma parte de tu naturaleza cristalina. Recapitular cada experiencia te permitirá descubrir el hilo invisible que todo lo unió, dando sentido, incluso, a las pequeñas cosas que en su momento nada parecían tener con tu vida.

Este cálido y vibrante corazón que hoy te ha abrazado, es el signo irrebatible de una naciente humanidad, más sensible y despierta. Sus bellos latidos te recuerdan que los últimos pasos de un desafiante camino siempre parecen eternos, pero es sólo una ilusión. No olvides que con tu sonrisa se multiplica la alegría que nutre la esperanza. Sigamos aprendiendo, con fe y entusiasmo, bajo la hermosa luz del Sol. Animo. Todo llega.





Gracias

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Eres mi puerta al futuro

la luz del universo resplandeciente

lo que hoy admiro y amo

la flor que permanece firme

la brisa que sonríe a la mañana

mi paz, mi pensamiento libre

la calma de lo ayer pisado

una esencia, una idea sublime

por ti hoy renacen las cenizas

se vuelven blancos todos los grises

digo adiós a un pasado terco

dejo fluir en mi, nuevos matices

me despido de ti dolencia

aunque me acompañaste en mi silencio

abro ventanas, no cierro puertas

vivo lo real de cada sueño...



Gracias por recordarme

que no todos los poemas

son palabras tristes

que la soledad puede cambiarse

que es mi decisión y que de mi depende

la felicidad.

Te amo





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"No recuerdo tristezas, ni llantos, ni penas, ni dolores, ni siquiera recuerdo silencios oscuros, solo tengo de ti, tu sonrisa y tu bello estar conmigo"

"En mis relaciones siempre hay una maravillosa armonía. La persona a quien ahora busco también me busca"

Anita

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Los 7 hábitos de AMOR

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Los 7 hábitos de AMOR







Los siete hábitos mortales







Muchas personas tenemos estos 7 hábitos mortales, sin darnos cuenta de ello:











1. Castigar







2. Quejarse







3. Culpar







4. Amenazar







5. Perseguir







6. Criticar







7. Sobornar















Estos hábitos conducen a que la mayor parte de sus problemas emocionales estén directamente vinculados con el hecho de que usted ha aprendido a tratar de controlar a las personas que lo rodean. Aprendemos esos hábitos en nuestra infancia de maestros, padres, abuelos y otros.











EJEMPLO:







Limpia la habitación, sino, no hay televisión para ti esta noche (castigo).







Esas galletas que preparé serán para ti cuando todo esté limpio y ordenado. (soborno).







Después de pasar años expuesto a esta forma de manipular, finalmente comienza a utilizarla también. Probablemente se limpiará la habitación, pero no quedará una buena relación.







El problema práctico de tratar de controlar a otros es que, cada vez que usted cumple, soborne, se queje, critique, castigue o amenace a alguien, encontrará resistencia, le responderán, lucharán; de hecho la ignorarán, mentirán, harán las cosas a escondidas o acudirán a un millón de medios, para hacer que usted retroceda. Es simplemente la naturaleza humana.







Estamos genéticamente programados para resistir cuando alguien nos trata de obligar a hacer algo que no queremos. Tal vez sea más pronunciado en una persona que en otra, pero a menos que usted reconozca lo que está haciendo y aprenda a buscar lo que desea en una relación, sin tratar de controlar a los demás, todas sus relaciones se convertirán en una lucha por el poder que harán sufrir a todos los involucrados.















EN CONTRAPOSICION…















LOS 7 HÁBITOS DE AMOR DE LAS PERSONAS REALMENTE FELICES







La mejor manera de eliminar los 7 hábitos mortales es reemplazarlos con los 7 hábitos de amor:







1. Apoyar







2. Estimular







3. Escuchar







4. Aceptar







5. Confiar







6. Respetar







7. Negociar las diferencias.















Pareciera fácil, ya que lo único que uno necesita hacer es aceptar a la gente tal como es. Pero, al igual que muchas cosas valiosas en la vida, los hábitos del amor son más difíciles de poner en práctica de lo que uno podría imaginar, especialmente si representan la personalidad que usted se ha formado. Algunos aspectos que pueden ayudar:















Hágase un análisis realista:







¿Tiene usted los 7 hábitos mortales?







¿Cómo le habló esta mañana a la gente con quien vive? ¿Las estimuló a realizar lo que habían planeado para el DIA?







Escuche con atención: Trate a las personas como si ellos fueran sus mejores amigos. Escuche cada palabra, busque el tiempo para sentarse con las personas y realmente prestarle atención sin distraerse con teléfonos celulares o las exigencias de otras personas.







Visualice su nuevo yo: Haga una imagen mental de usted como una persona que practica los 7 hábitos de amor.















Consérvela en la mente y acuda a ella cuando esté hablando con sus seres queridos, para ver si está actuando como una persona que sabe dar amor.







Haga la pregunta adecuada: En el instante en que surge la necesidad de culpar, quejarse, criticar, insistir, amenazar, castigar o sobornar, antes de decir nada, deténgase y pregúntese ¿Es esto realmente importante?







Acepte la realidad: Uno debe comprender que la única persona que puede cambiar es uno mismo. Cuando usted tiene una diferencia con una persona que es importante en su vida, negocie.







Escoja un modelo: Cuáles son las personas a las que admira más, pregúntese que harían ellas antes de reaccionar con uno de los 7 hábitos mortales.







Escriba sobre sus experiencias: Haga un diario, lo que le ayudará a atravesar la transición y ver sus progresos.























LOS 7 HÁBITOS MORTALES vs. 7 HÁBITOS DE AMOR







CONVIERTA:















Culpar - Aceptar







Sobornar - Estimular







Quejarse - Escuchar







Criticar - Respetar







Perseguir - Solucionar diferencias







Castigar - Apoyar







Amenazar - Confia



¿Quièn soy?

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En el principio vivì momentos en la vida, donde me maravillè, y me horroricè. Caminè por lugares que jamás soñé; amè, dejè, me dejaron, discriminè... y aborrecida de todo me refugié en mí misma, y luego me enfoquè hacia dentro. Busqué en mis ojos, en mis cabellos, en mis manos, en mis brazos, en mi sangre, en mis piernas, en mis genitales, y hasta en mi corazón, pero no encontré nada que me hiciera sentir superior o inferior. Solamente me sentí yo misma. Y comprendí que nadie más que yo, podía retomar el camino andado y aceptar lo que es y lo que no.

Luego salí de nuevo al mundo, y reí y lloré, clamé por dentro y por fuera, hablé con todos y con nadie, verifiqué mis opciones, tropecé y caí. Me enderecé, y regresé a mi lugar. Despuès acostada en mi cama, le pregunté a Dios ¿Quién soy? ¿què hago aquí? Y solamente recibí el silencio más absoluto, pero cuando cerré mis ojos, pude soñar con mi vida, y lo que puedo llegar a hacer si me lo propongo. Reí, y me reacomodé en mi interior. Acaricié mi alma y mi corazón. Me dije que nadie puede hacerme sentir lo que no quiero, y mi alma y mi corazón siempre fueron los motores de mis enseñanzas. Perdoné y meditè nuevamente. Di un paso y otro; comprendí que estoy viva, y que cometo errores a cada momento. Me pregunté por què amargarme la vida, si yo solamente creo mis barreras y hasta me creo mis fantasías.

Pero me puse de pie bajo el sol, y me pregunté si los demás sentían el mismo calor que yo, y mi respuesta fue: SÍ! Y me puse de pie bajo la luna y las estrellas, y me pregunté si ellos sentían la misma melancolía que yo, y mi respuesta fue: SÍ. Y en ése momento me di cuenta que aquí bajo el cielo sentimos lo mismo."Eres lo peor de lo peor, eres nula, no sirves para nada, eres una molestia, ¿Por qué has nacido? ¿No sabes hacer nada bien?", y miles de cosas más me dijeron y opinaron sobre mí; y yo les dije: Por favor Demuéstrenmelo.

Y todos se miraron... algunos susurraron cosas sin sentido, porque sabían que yo era mejor, y me di cuenta que el mejor es el ciervo de todos, porque tiene la capacidad de hacer para muchos, o para pocos, pero tiene la capacidad.Y se miraron y callaron porque nadie podía decirme lo contrario; e igualmente hablaron a mis espaldas, pero ya nadie me podía decir quien era yo. Y me pregunté nuevamente: ¿Por qué quise despedirme antes de tiempo? ¿Por qué todo salía mal, por qué nadie me quería, o me amaba, por qué todos opinaban lo menos alegre? Y algo dentro de mi me dijo: Porque así lo decidiste. Y comprendí que las decisiones son mías. Y colgué mi traje lleno de golpes en un perchero viejo y lo dejé allí para que se pudriera con el tiempo.

Regresé desnuda, y elegí mi nueva piel."¡Como si fuese tan fácil!" pensé primero. Pero el primer paso era mío, y comprendí que tenía poder, y que mi poder me podía hacer cambiar, porque soy la dueña de éste momento en la vida. Y sonreí. Me puse de pie debajo del sol y hablè con Buddha, y entendí por qué la vida merece ser vivida. Toqué mi corazón y aunque estaba dolido, ciertamente se sentía bien. Era mi momento y aún estaba de pie; y era yo, nadie más que yo. Porque todos cayeron a mí alrededor, y aunque estaba sola, aún estaba de pie, y el cielo admiró mi valor porque así lo sentí en mi alma.

Sonreí y me dije: soy valiente. Alguien me respondió: SÍ. Solamente: SÍ. Volteé y seguí mi camino. Y aunque aún estoy golpeada, aún digo quien soy, y no me apabullan porque me descubrí y sólo hay silencio. Y descubrí, que no tenía que ser agresiva para demostrar que tengo valor, sino quedarme allí, para que vean como sigo firme, y ver sus rostros incrédulos. Después todos se preguntaron ¿Quién es ésa que se atreve a desafiar lo que pensamos de ella?

Y dije: Yo, soy yo. Y grité: ¡YO, SOY LO QUE SOY! Y todos corrieron a esconderse de mi presencia para inventarse nuevos discursos truncados en mi contra. Y sonreí una vez más, porque ahora sabía como caminar. Supe de mi valor y de mi pasión por seguir. Cerré mis ojos y agradecí por una nueva oportunidad. Y seguí mi camino...

A M A R

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Tú no sabes amar; ¿acaso intentas darme calor con tu mirada triste? El amor nada vale sin tormentas, ¡sin tempestades... el amor no existe para ti!

Y sin embargo ¿dices que me amas? No, no es el amor lo que hacia mí te mueve: el Amor es un sol hecho de llamas, y en los soles jamás cuaja la nieve.

¡El amor es volcán, es rayo, es lumbre, y debe ser devorador, intenso, debe ser huracán, debe ser cumbre... debe alzarse hasta Dios como el incienso!

¿Pero tú piensas que el amor es frío? ¿Que ha de asomar en ojos siempre yertos? ¡Con tu anémico amor... anda, bien mío, anda al osario a enamorar los muertos!


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**Anita**


EL ORIGEN DEL MIEDO

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EL ORIGEN DEL MIEDO

El estado de miedo psicológico está divorciado de cualquier peligro real e inmediato. Puede adoptar diversas formas: desazón, preocupación, ansiedad, nervios, tensión, temor, fobia, etc. El miedo psicológico del que hablamos siempre se refiere a algo que podría ocurrir, no a algo que ya está ocurriendo. Tú estás en el aquí y ahora, mientras que tu mente está en el futuro. Esto crea una brecha de ansiedad. Y si te has identificado con tu mente y has perdido el poder y la simplicidad del ahora, esa brecha de ansiedad será tu constante compañera. Siempre puedes afrontar el momento presente, pero no puedes afrontar algo que sólo es una proyección mental; no puedes afrontar el futuro. Además, mientras sigas identificándote con tu mente, el ego dirigirá tu vida. Debido a su naturaleza fantasmal, y a pesar de sus elaborados mecanismos de defensa, el ego es muy vulnerable e inseguro, y se siente amenazado constantemente. Por cierto, esto sigue siendo verdadero aunque externamente esté muy seguro. Ahora bien, recuerda que una emoción es la reacción del cuerpo a la mente. ¿Qué mensaje recibe continuamente el cuerpo desde el ego, desde ese falso yo fabricado por la mente? peligro, estoy amenazada. ¿Y qué emoción genera este mensaje continuo? miedo, por supuesto. El miedo parece tener muchas causas: miedo a la pérdida, miedo al fracaso, miedo a que nos hieran, y así sucesivamente; pero, en definitiva, todos los miedos pueden resumirse en el miedo del ego a la muerte, a la aniquilación, al exterminio. Para el ego, la muerte siempre está a la vuelta de la esquina. En este estado de identificación con la mente, el miedo a la muerte afecta a todos los aspectos de tu vida. Por ejemplo, algo tan aparentemente trivial y «normal» como la necesidad compulsiva de tener razón en una discusión y demostrar que el otro está equivocado —defender la posición mental con la que te has identificado— se debe al miedo a la muerte. Si te identificas con una posición mental y resulta que estás equivocado, tu sentido de identidad, basado en la mente, se sentirá bajo una seria amenaza de aniquilación. Por tanto, tú, como ego, no puedes permitirte estar equivocado. Equivocarse es morir. Esto ha motivado muchas guerras y ha causado la ruptura de innumerables relaciones. Cuando dejas de identificarte con la mente, el hecho de tener razón o estar equivocado es indiferente para tu sentido de identidad; de modo que esa necesidad compulsiva, apremiante y profundamente inconsciente de tener razón, que es una forma de violencia, deja de estar presente. Puedes expresar cómo te sientes y lo que piensas con claridad y firmeza, pero tal expresión no estará teñida de agresividad ni actitud defensiva. Tu sentido de identidad deriva entonces de un lugar más profundo y verdadero dentro de ti, no de la mente. OBSERVA CUALQUIER ACTITUD DEFENSIVA que surja en ti. ¿Qué estás defendiendo? una identidad ilusoria, una imagen mental, una entidad ficticia. Haciendo consciente este patrón y observándolo, puedes romper la identificación con él. El patrón inconsciente comenzará a disolverse rápidamente a la luz de tu conciencia. Este es el final de todas las discusiones y juegos de poder, que son tan corrosivos para las relaciones. El poder sobre los demás es debilidad disfrazada de fuerza. El verdadero poder está dentro, y está a tu disposición ahora. La mente siempre trata de negar el ahora y de escapar de él. En otras palabras: cuanto más te identificas con tu mente, más sufres. O puedes decirlo de este otro modo: cuanto más capaz seas de valorar y aceptar el ahora, más libre estarás del dolor y del sufrimiento, más libre de la mente egoista. Si no deseas crear más dolor para ti misma ni para los demás, si no quieres añadir más dolor al residuo del pasado que aún vive en ti, no crees más tiempo, o crea el imprescindible para gestionar los aspectos prácticos de la vida. ¿Cómo dejar de crear tiempo? DATE CUENTA INEQUÍVOCAMENTE DE QUE EL MOMENTO PRESENTE es lo único que tienes. Haz del ahora el centro fundamental de tu vida. Si antes vivías en el tiempo y hacías breves visitas al ahora, establece tu residencia habitual en el ahora y haz breves visitas al pasado y al futuro cuando tengas que resolver los asuntos prácticos de tu vida. Di siempre «sí» al momento presente. ACABA CON LA ILUSIÓN DEL TIEMPO. La clave es ésta: acaba con la ilusión del tiempo. Tiempo y mente son inseparables. Retira el tiempo de la mente y ésta se para, a menos que elijas usarla. Estar identificada con la mente es estar atrapada en el tiempo. Vives de forma compulsiva y, casi exclusivamente, mediante el recuerdo y la anticipación. Esto produce una preocupación interminable por el pasado y el futuro, y una falta de disposición a honrar y reconocer el momento presente y permitir que sea. La compulsión surge porque el pasado te da una identidad y el futuro contiene una promesa de salvación, de una realización de algún tipo. Ambas son ilusiones. Cuanto más te enfocas en el tiempo —pasado y futuro— más pierdes el ahora, lo más precioso que hay. ¿Por qué es lo más precioso? En primer lugar, porque es lo único que hay. Es todo lo que hay. El eterno presente es el espacio dentro del que se despliega tu vida, el único factor que permanece constante. La vida es ahora. No ha habido nunca un momento en que tu vida no fuera ahora, ni lo habrá jamás. En segundo lugar, el ahora es el único punto que puede llevarte más allá de los limitados confines de la mente. Es tu único punto de acceso al reino informe e intemporal del Ser. ¿Has experimentado, hecho, pensado o sentido algo fuera del momento presente? ¿Piensas que lo harás alguna vez? ¿Es posible que algo ocurra fuera del ahora? La respuesta es evidente, ¿no es cierto? Nada ocurrió nunca en el pasado; ocurrió en el ahora. Nada ocurrirá nunca en el futuro; ocurrirá en el ahora. La esencia de lo que estoy diciendo aquí no puede entenderse mentalmente. En el momento que lo entiendes, se produce un cambio de conciencia de la mente al Ser, del tiempo a la presencia. De repente, todo se vivifica, irradia energía, emana Ser.

"No recuerdo tristezas, ni llantos, ni penas, ni dolores, ni siquiera recuerdo silencios oscuros, solo tengo de ti, tu sonrisa y tu bello estar conmigo" Anita

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RELACIONES DE AMOR-ODIO

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DE LAS RELACIONES ADICTIVAS A LAS RELACIONES ILUMINADAS
RELACIONES DE AMOR-ODIO
A menos que accedas a la frecuencia consciente de la presencia, todas las relaciones, y en particular las relaciones íntimas, acabarán fracasando y siendo disfuncionales. Puede que parezcan perfectas durante un tiempo, mientras estás «enamorado», pero esa perfección se altera invariablemente a medida que van produciéndose discusiones, conflictos, insatisfacciones y violencia emocional o incluso física, momentos de tensión que suceden con creciente frecuencia.
Parece que la mayoría de las «relaciones amorosas» pasan a convertirse muy pronto en relaciones de amor-odio. En ellas, el amor puede dar paso en un abrir y cerrar de ojos a una agresividad salvaje, a sentimientos de hostilidad o a la total ausencia del afecto. Esto se considera normal.
Si en tus relaciones experimentas tanto un sentimiento de «amor» como su opuesto —agresividad, violencia emocional, etc.— entonces es muy probable que estés confundiendo el apego adictivo del ego con el amor. No puedes amar a tu compañero o compañera un momento y atacarle al siguiente. El verdadero amor no tiene opuesto. Si tu «amor» tiene un opuesto, entonces no es amor, sino la intensa necesidad del ego de una identidad más completa y profunda, necesidad que la otra persona cubre temporalmente. Este es el sustituto de la salvación que propone el ego, y durante un breve episodio parece una verdadera salvación.
Pero llega un momento en que tu pareja deja de actuar de la manera que satisface tus demandas, o más bien las de tu ego. Los sentimientos de miedo, dolor y carencia, que son parte intrínseca del ego pero habían quedado tapados por la «relación amorosa», vuelven a salir a la superficie.
Como en cualquier otra adicción, pasas buenos momentos cuando la droga está disponible, pero, invariablemente, acaba llegando un momento en el que ya no te hace efecto.
Por eso, cuando los sentimientos dolorosos reaparecen los sientes con más intensidad que antes y, lo que es peor, ahora percibes que quien los causa es tu compañero o compañera. Esto significa que los proyectas fuera de ti y atacas al otro con toda la violencia salvaje de tu dolor.
Tu ataque puede despertar el dolor de tu pareja, que posiblemente contraatacará. Llegados a este punto, el ego sigue esperando inconscientemente que su ataque o sus intentos de manipulación sean castigo suficiente para inducir un cambio de conducta en la pareja, de modo que pueda seguir sirviendo de tapadera del dolor.
Todas las adicciones surgen de una negativa inconsciente a encarar y traspasar el propio dolor. Todas las adicciones empiezan con dolor y terminan con dolor. Cualquiera que sea la sustancia que origine la adicción —alcohol, comida, drogas (legales o ilegales) o una persona—, estás usando algo o a alguien para encubrir tu dolor.
Por eso hay tanto dolor e infelicidad en las relaciones íntimas en cuanto pasa la primera euforia. Las relaciones mismas no son la causa del dolor y de la infelicidad, sino que sacan a la superficie el dolor y la infelicidad que ya están en ti. Todas las adicciones lo hacen. Llega un momento en que la adicción deja de funcionar y sientes el dolor con más intensidad que nunca.
Ésta es la razón por la que la mayoría de la gente siempre está intentando escapar del momento presente y buscar la salvación en el futuro. Si concentras tu atención en el ahora, lo primero que encontrarías sería tu propio dolor, y eso es lo que más temes. ¡Si supieras lo fácil que es acceder ahora al poder de la presencia que disuelve el pasado y su dolor, a la realidad que disuelve la ilusión! ¡Si supieras lo cerca que estás de tu propia realidad, lo cerca que estás de Dios!
Eludir las relaciones en un intento de evitar el dolor tampoco soluciona nada. El dolor sigue allí de todos modos. Es más probable que te obliguen a despertar tres relaciones fracasadas en otros tantos años que pasar tres años en una isla desierta o encerrada en tu habitación. Pero si puedes llevar una intensa presencia a tu soledad, eso podría funcionar para ti.
DE LAS RELACIONES ADICTIVAS A LAS RELACIONES ILUMINADAS
TANTO SI VIVES SOLA COMO SI VIVES EN PAREJA, la clave es estar presente e intensificar progresivamente tu presencia mediante la atención al ahora.
Si quieres que florezca el amor, la luz de tu presencia debe ser lo suficientemente intensa como para no verte arrollada por el pensador o por el cuerpo-dolor, ni los confundas con quien eres. Conocerse como el Ser que está debajo del pensador, la quietud que está debajo del ruido mental, el amor y la alegría que se encuentran debajo del dolor, eso es libertad, salvación, iluminación.
Desidentificarse del cuerpo-dolor es llevar la presencia al dolor y así transmutarlo. Desidentificarse del pensamiento es poder ser el observador silencioso de tus pensamientos y de tu conducta, especialmente de los patrones repetitivos de tu mente y de los roles que representa tu ego.
Si dejas de investirla de «yoidad», la mente pierde su cualidad compulsiva, formada básicamente por la constante tendencia a juzgar y a resistirse a lo que es, creando así conflicto, drama y más dolor. De hecho, en el momento en que dejas de juzgar y aceptas lo que es, eres libre de la mente. Has creado espacio para el amor, para la alegría, para la paz.
PRIMERO DEJAS DE JUZGARTE A TI MISMA; después dejas de juzgar a tu pareja. El mayor catalizador del cambio en las relaciones es la aceptación total de tu pareja tal como es, dejando completa- mente de juzgarla y de intentar cambiarla.
Eso te lleva inmediatamente más allá del ego. A partir de entonces todos los juegos mentales y el apego adictivo se acaban. Ya no hay víctimas ni verdugos, ni acusadores ni acusados.
La aceptación total también supone el final de la codependencia; ya no te dejas arrastrar por el patrón inconsciente de otra persona, favoreciendo de ese modo su continuidad. Entonces, o bien te separas —con amor—, o bien entran juntos más profundamente en el ahora, en el Ser. ¿Es así de simple? Sí, es así de simple.
El amor es un estado de Ser. Tu amor no está fuera; está en lo profundo de ti. Nunca puedes perderlo, no puede dejarte. No depende de otro cuerpo, de otra forma externa.
EN LA QUIETUD DE TU PRESENCIA puedes sentir tu propia realidad informe e intemporal: es la vida no manifestada que anima tu forma física. Entonces puedes sentir la misma vida en lo profundo de los demás seres humanos y de las demás criaturas. Miras más allá del velo de la forma y la separación. Esto es alcanzar la unidad. Esto es amor.
Aunque es posible tener breves atisbos, el amor no puede florecer a menos que estés permanentemente liberado de la identificación mental y tu presencia sea lo bastante intensa como para haber disuelto el cuerpo-dolor, o hasta que puedas, al menos, mantenerte presente como observadora. De ese modo, el cuerpo-dolor no podrá arrebatarte el control y destruir el amor.
LAS RELACIONES COMO PRÁCTICA ESPIRITUAL
Como los seres humanos nos hemos ido identificando progresivamente con la mente, la mayoría de las relaciones no tienen sus raíces en el Ser, y por eso se convierten en fuente de dolor, dominadas por problemas y conflictos.
Si las relaciones energetizan y expanden los patrones mentales del ego y activan el cuerpo-dolor, tal como ocurre actualmente, ¿por qué no aceptar este hecho en lugar de intentar huir de él? ¿Por qué no cooperar con él en lugar de evitar las relaciones o de seguir persiguiendo el fantasma de una pareja ideal que sea la respuesta a todos tus problemas o el complemento que te haga sentirte realizada?
El reconocimiento y la aceptación de los hechos te permite cierta libertad respecto a ellos.
Por ejemplo, cuando sabes que hay desarmonía y lo tienes presente, ese mismo hecho constituye un factor nuevo que no permitirá que la desarmonía se mantenga invariable.
Cuando sabes que no estás en paz, ese conocimiento crea un espacio tranquilo que envuelve tu falta de paz en un abrazo amoroso y tierno, y después transmuta en paz la ausencia de paz.
No hay nada que puedas hacer respecto de tu transformación interna. No puedes transformarte a ti misma y, ciertamente, no puedes transformar a tu pareja ni a ninguna otra persona. Lo único que puedes hacer es crear un espacio para que ocurra la transformación, para que entren la gracia y el amor en tu vida.
De modo que cuando veas que tu relación no funciona, cuando haga asomar tu «locura» y la de tu pareja, alégrate. Lo que era inconsciente está saliendo a la luz. Es una oportunidad de salvación.
REGISTRA CADA MOMENTO, registra en especial tu estado interno en cada momento. Si estás enfadada, debes saber que estás enfadada. Si te sientes celosa, si estás a la defensiva, si sientes el impulso de discutir, la necesidad de tener razón, si tu niño interno pide amor y atención o si sientes dolor emocional del tipo que sea, conoce la realidad de ese momento y registra ese conocimiento.
Entonces la relación se convierte en tu sadhana, tu práctica espiritual. Si observas un comportamiento inconsciente en tu pareja, rodéalo con el abrazo amoroso de tu conocimiento y no reacciones.
La inconsciencia y el conocimiento no pueden coexistir durante mucho tiempo, aunque el conocimiento no esté en la persona que actúa inconscientemente, sino en la otra. A la forma energética que reside detrás de la hostilidad y el ataque, la presencia del amor le resulta absolutamente intolerable. Si reaccionas a la inconsciencia de tu pareja, tú misma caes en la inconsciencia. Pero si a continuación recuerdas que has de conocer y registrar tu reacción, no se pierde nada.
Las relaciones nunca habían sido tan problemáticas y conflictivas como ahora. Como tal vez hayas percibido, su finalidad no es hacerte feliz o satisfacerte. Si sigues intentando alcanzar la salvación a través de una relación, te sentirás desilusionada una y otra vez. Pero si aceptas que la finalidad de las relaciones es hacerte consciente en lugar de hacerte feliz, entonces te ofrecerán salvación, y te habrás alineado con la conciencia superior que quiere nacer en el mundo.
Para quienes se aferren a los viejos patrones, cada vez habrá más dolor, violencia, confusión y locura.
¿Cuántas personas se requieren para hacer de tu vida una práctica espiritual? No te preocupes si tu pareja no quiere cooperar. La cordura —la conciencia— sólo puede llegar al mundo a través de ti. No tienes que esperar a que el mundo se vuelva cuerdo, o a que otra persona se vuelva consciente, para iluminarte. Podrías esperar eternamente.
No se acusen mutuamente de ser inconscientes. En el momento en que empiezas a discutir, té has identificado con una posición mental, y junto con esa posición estás defendiendo tu sentido de identidad. Entonces el ego se pone al mando. Estás siendo inconsciente. En ocasiones, puede ser apropiado que señales a tu pareja ciertos aspectos de su comportamiento. Si estás muy alerta, muy presente, podrás hacerlo sin que el ego se inmiscuya, sin culpar, acusar ni decir al otro que está equivocado.
Cuando tu compañero o compañera se comporte inconscientemente, renuncia a juzgarle. El juicio sólo sirve para confundir el comportamiento inconsciente de la otra persona con su identidad real o para proyectar tu propia inconsciencia en la otra persona y confundir tu proyección con su identidad.
Esta renuncia a juzgar no implica que no reconozcas la disfunción y la inconsciencia cuando las veas. Significa «ser el conocimiento» en lugar de «ser la reacción» y el juez. Entonces te liberarás totalmente de la necesidad de reaccionar, o reaccionarás conservando el conocimiento, el espacio en el que la reacción puede ser observada y se le permite ser. En lugar de luchar en la oscuridad, pones luz. En lugar de reaccionar a la ilusión, eres capaz de verla y de traspasarla.
Ser el conocimiento crea un espacio claro de presencia amorosa que permite a todas las personas y cosas ser como son. No hay mayor catalizador de la transformación. Si haces de esto tu práctica, tu pareja no podrá seguir a tu lado y continuar siendo inconsciente.
Si los dos llegan al acuerdo de que la relación va a ser vuestra práctica espiritual, tanto mejor. Entonces podràn expresar sus pensamientos, sentimientos o reacciones en cuanto se produzcan, de modo que no crearàn un desfase temporal que pudiera agriar una emoción no reconocida ni expresada.
APRENDE A EXPRESAR lo que sientes sin culpar.
Aprende a escuchar a tu pareja de manera abierta, sin ponerte a la defensiva.
Dale espacio para expresarse. Mantente presente. Acusar, defenderse, atacar, todos los patrones diseñados para fortalecer o proteger el ego, o para satisfacer sus necesidades, están de más. Es vital dar espacio a los demás y también dártelo a ti misma. El amor no puede florecer sin espacio.
Cuando hayas resuelto los dos factores que destruyen las relaciones, es decir, cuando hayas transmutado el cuerpo-dolor y dejes de identificarte con la mente y las posiciones mentales —y siempre que tu pareja haya hecho lo mismo—, experimentarás la dicha del florecer de una relación. En lugar de reflejarse mutuamente el dolor y la inconsciencia, en lugar de satisfacer sus necesidades egocéntricas, se reflejarà el amor que senten en su interior, el amor que acompaña a la toma de conciencia de vuestra unidad con todo lo que es.
Ése es el amor que no tiene opuesto.
Si tu pareja sigue estando identificada con la mente y el cuerpo-dolor, y tú ya te has liberado, esto representará un gran reto, pero no para ti, sino para tu pareja. No es fácil vivir con una persona iluminada o, más bien, es tan fácil que el ego se siente amenazado.
Recuerda que el ego necesita problemas, conflictos y «enemigos» que fortalezcan su sensación de separación, de la que depende su identidad. La mente no iluminada de tu pareja se sentirá muy frustrada porque no te resistes a sus posiciones mentales fijas, lo que significa que se irán debilitando y temblarán, e incluso existe el «peligro» de que se derrumben, produciendo una pérdida de identidad.
El cuerpo-dolor está pidiendo feedback y no lo está obteniendo. La necesidad de argumentar, dramatizar y estar en conflicto no está siendo satisfecha.
RENUNCIA A LA RELACIÓN CONTIGO MISMA
Iluminado o no, sigues siendo un hombre o una mujer, de modo que en lo relativo a tu identidad en la forma sigues estando incompleto. Eres la mitad de un todo. Esta falta de totalidad se siente como atracción hombre-mujer, el tirón hacia la energía de la polaridad opuesta, por muy consciente que seas. Pero, en el estado de conexión interna, sientes ese tirón en la superficie o en la periferia de tu vida.
Esto no significa que no te relaciones profundamente con los demás o con tu pareja. De hecho, sólo puedes relacionarte profundamente si eres consciente de Ser. Viniendo del Ser, eres capaz de concentrar la atención más allá del velo de la forma. En el Ser, hombre y mujer son uno. Puede que tu forma siga teniendo ciertas necesidades, pero el Ser no tiene ninguna. Ya es completo y total. Si esas necesidades se satisfacen, es muy hermoso, pero no supone ninguna diferencia para tu estado interno profundo.
Por eso es perfectamente posible que una persona iluminada, si no satisface la necesidad de una polaridad masculina o femenina, sienta que le falta algo o que está incompleta en el nivel externo de su ser, y al mismo tiempo puede estar totalmente completa, satisfecha y en paz por dentro.
Si no puedes sentirte a gusto cuando estás sola, buscarás una relación para remediar tu inquietud. Puedes estar segura de que la incomodidad reaparecerá bajo otra forma dentro de la relación, y probablemente pensarás que tu pareja es responsable de ello.
LO ÚNICO QUE TIENES QUE HACER ES ACEPTAR PLENAMENTE ESTE MOMENTO. Entonces puedes estar cómodo en el aquí y ahora, y a gusto contigo misma.
Pero ¿necesitas tener una relación contigo misma? ¿Por qué no puedes simplemente ser tú misma? Para tener una relación contigo misma te divides en dos: «yo» y «mí misma», sujeto y objeto. Esta dualidad mental es la causa fundamental de toda la complejidad innecesaria, de todos los problemas y conflictos de tu vida.
En el estado de iluminación, tú eres tú misma: «tú» y «tú misma» se funden en uno. No te juzgas, ni sientes pena por ti, ni te sientes orgullosa de ti, ni te quieres, ni te odias, etc. La división causada por la conciencia autorreflexiva queda sanada, la maldición desaparece. Ya no hay un «yo» que tengas que proteger, defender o alimentar.
Cuando estás iluminada, hay una relación que dejas de tener: la relación contigo misma. Una vez que has renunciado a ella, todas las demás relaciones serán relaciones de amor.

Practicando el Poder del Ahora

Título Original: Practicing the Power of Now –